Mostrando entradas con la etiqueta social. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta social. Mostrar todas las entradas

viernes, 25 de marzo de 2016

Las conductas de riesgo en la adolescencia




"La adolescencia está caracterizada por una serie de conductas, tales cómo altos niveles de toma de riesgo, elevada exploración, búsqueda de sensaciones y novedades, conducta social, elevada actividad y conductas lúdicas que, probablemente, promueve la adquisición de las habilidades necesarias para la maduración y la independencia. 

Estas conductas características pueden ser en ocasiones negativas para el individuo, es el caso de la toma de riesgo, la cual tiene una importante relevancia en el incremento del Índice de mortalidad desde la temprana adolescencia a la adolescencia tardía,  donde se producen un alto porcentaje de suicidios, homicidios y accidentes. Afortunadamente, esta toma de riesgo es transitoria para la mayoría de los individuos.

Aunque peligrosa, la toma de riesgo durante la adolescencia puede tener algunos beneficios, permitiéndole al adolescente explorar la conducta adulta, para llevar a cabo tareas de desarrollo  normal, y desarrollar y expresar dominio de cambios jerárquicos asociados con ciertas conductas. Aquellos individuos que tienden a llevar a cabo conductas de riesgo, aseguran que se sienten más aceptados por sus iguales y perciben la toma de riesgo como un reforzamiento."

En investigaciones realizadas con adolescentes en Estados Unidos encontraron que más del 90 por ciento de los adolescente tienen acceso a Internet y que alrededor de la mitad de ellos usan sitios de redes sociales, como MySpace y Facebook. Un 54 por ciento de los perfiles contenía información sobre conductas arriesgadas; 24 por ciento se refería a conductas sexuales, 41 por ciento a abuso de sustancias y 14 por ciento publicó información sobre violencia. El Dr. Dimitri Christakis, autor principal del estudio y director del Centro de salud, conducta y desarrollo infantiles del Instituto de investigación pediátrica de Seattle advierte, "Necesitamos crear maneras de enseñar a los adolescentes y a sus padres a usar internet de manera responsable".

La doctora Moreno, profesora asistente de pediatría de la Universidad de Wisconsin en Madison, sugirió que los padres pidan a sus hijos que les muestren sus páginas de MySpace o Facebook. "Los adolescentes seguro se resistirán, como ante muchas cosas como las horas de llegar a casa", advirtió. "Algunos padres piensan que es una violación de la privacidad, como leer un diario, pero en realidad es algo público".

Esta consecución de conductas de riesgo se relaciona con el síndrome de
conducta problema, consistente en un serie de conductas de riesgo y un decremento asociado en el mantenimiento de conductas saludables (Spear, 2000). 

La Teoría de Conducta Problema (Jessor y Jessor, 1977; Jessor, 1993) nos ofrece subsidios más específicos para comprender el comportamiento del desarrollo adolescente. Este modelo abarca elementos (o sistemas) tales como cognición, aprendizajes, relaciones interpersonales y constructos intrapersonales en sus relaciones socio-psicológicas, buscando explicar el porqué los adolescentes presentan determinados comportamientos de riesgo. Éstos engloban conductas que representan riesgo para la salud personal, conductas relacionadas a la delincuencia y de desadaptación escolar.

La Teoría de la Conducta Problema propone que las interrelaciones de los factores de riesgo dentro de cada sistema establece la probabilidad de ocurrir ciertos comportamientos problema. Esta teoría contribuye para la identificación de un fenómeno que podemos entender como de covariación entre los comportamientos de riesgo, también conocido como síndrome de comportamientos problema. En este sentido, se puede pensar que los adolescentes que desarrollan un tipo de comportamiento problema tienen mayor probabilidad de presentar una serie de ellos.

Conforme estudios de Caffray y Schneider (2000), los adolescentes que tenían mayor experiencia en comportamientos de riesgo estaban inclinados a sufrir más influencias de motivadores afectivos para la ejecución de comportamiento, así como desarrollaban más estrategias cognitivas para minimizar el pensamiento a cerca de las consecuencias negativas conocidas del comportamiento. Estos resultados indican que la experiencia previa en una conducta anterior facilita actitudes más favorables a la realización del comportamiento de riesgo. La actitud, por lo tanto, está relacionada con diversos factores, entre ellos podemos considerar que la conducta pasada tiene una fuerte relación con el comportamiento posterior. Asumimos que el éxito (o fracaso) en la realización de comportamientos de riesgo anteriores promueve la ilusión de invulnerabilidad y aumenta la probabilidad de ejecución del comportamiento posterior.

Las conductas de asunción de riesgo han sido siempre atribuidas a los cambios hormonales que ocurren en este período. Aunque varios estudios han podido determinar que el papel que desempeñan sobre la conducta adolescente es mínima. Por ello, y gracias a estudios científicos, la mirada se centra en los cambios neurológicos como influyentes en el surgimiento y mantenimiento de dichas conductas.

Hoy día sabemos que durante la adolescencia sigue habiendo desarrollo de algunas regiones cerebrales. Esto es apoyado por técnicas de resonancia magnética, que nos permiten observar una maduración tardía de ciertas regiones, principalmente en la corteza prefrontal.  Lo que los estudios revelan son un aumento de sustancia gris en un período prepubertad, seguido de un descenso durante la adolescencia, siguiendo una secuencia desde la corteza occipital a la corteza frontal. A su vez, el aumento progresivo de sustancia blanca durante dicho período, indica la mielinización tanto de las conexiones prefrontales como de las vías que las unen a otras zonas cerebrales (Oliva Delgado, 2007). 

Este desarrollo adolescente de la corteza prefrontal es muy importante, ya que dicha región está implicada en la autorregulación de la conducta y actúa como soporte de la función ejecutiva, pudiendo establecer una asociación entre el proceso de desarrollo cerebral y las conductas características de la adolescencia, como son la asunción de riegos y la búsqueda de novedades.

La inmadurez que posee el lóbulo frontal adolescente, hace que sean más vulnerables a cometer errores en el proceso cognitivo de planificación y formulación de estrategias, que requiere de una memoria de trabajo, pero ésta no ha completado su desarrollo aún durante la adolescencia. Además, dicha inmadurez va a influir en el error de perseverancia, que se pueden observar en la realización de aquellas tareas en las que una regla aprendida debe de ser modificada para ajustarla a las nuevas circunstancias, o a la interrupción de la conducta una vez alcanzado el objetivo. La capacidad para controlar e inhibir respuestas irrelevantes o inadecuadas va a depender igualmente de funciones también relacionadas con la corteza prefrontal, como la atención sostenida, aún en proceso de desarrollo durante la adolescencia.




Fuentes:


María Jesús Espárraga García

Máster en Salud Mental 2010-2011

Universidad de Almería/ Universitat Rovira i Virgili

http://repositorio.ual.es:8080/jspui/bitstream/10835/1094/2/PDF.pdf



Sheila Gonçalves Câmara

Jorge Castellá Sarriera

Comportamientos de riesgo entre jóvenes: el síndrome de la conducta problema




Los adolescentes divulgan conductas de riesgo en las redes sociales de internet
Dimitri A. Christakis, MD, MPH
Pediatrics-Inpatient
On staff since April 1998
Children's Title: Director, Center for Child Health, Behavior and Development







jueves, 5 de septiembre de 2013

Adolescentes del siglo XXI, NO!!!vatadas

  • "Las novatadas están presentes en una gran variedad de contextos e instituciones como colegios, centros de enseñanza media, internados, colegios mayores, universidades, equipos deportivos, instituciones militares o clubes y organizaciones privadas. A pesar de tratarse de una problemática sólidamente arraigada en nuestra sociedad, cuyas consecuencias atentan la dignidad y la salud de las personas, apenas existen investigaciones y publicaciones que analicen este fenómeno de manera que puedan visibilizarse sus raíces, sus efectos, así como sus diferencias con otros tipos de abuso entre iguales. 


    Con este estudio pretendemos aportar claves que permitan comprender lúcidamente este fenómeno con el fin de contribuir a su erradicación." Ana Aizpún Marcitllach y Ana García-Mina Freire
    Universidad Pontificia Comillas 
    Año de publicación: 2013
    Colecciones: Coediciones
    País: España
    Idioma: español
    ISBN: 978-84-8468-483-1

En palabras de las autoras del libro: "Las consecuencias de una broma en un novato/a son impredecibles puesto que no se tiene en cuenta la historia de vida de quien recibe un trato humillante. Toda experiencia de vejación, humillación y maltrato deja una huella en las personas que lo sufren y también en quienes la perpetran. Repercute en la imagen que tienen de sí mismos, en su valoración personal y en su manera de relacionarse con los otros. A menudo quienes viven esta experiencia presentan un cuadro de ansiedad que puede ir acompañado de otros síntomas físicos dependiendo del tipo de novatada y de su estructura de personalidad. Suelen experimentar dificultades para dormir o concentrarse, cefaleas, cansancio, problemas digestivos, alteración del sistema inmunológico y neurohormonal que puede favorecer la aparición de enfermedades autoinmunes, infecciosas, cardiovasculares..., así como el empeoramiento de otras como asma, diabetes, hipertensión... Con frecuencia, suele disminuir su rendimiento en el estudio y tienen alteraciones en el apetito y en el carácter, pudiéndose mostrar más irritables, tristes o huidizos."

La principal teoría psicosocial que explica por qué se valora más un grupo por el que se ha sufrido es la disonancia cognitiva. Esta teoría de Leon Festiger publicada en 1957 viene a decir algo así como que "actuamos distinto de lo que pensamos", una contradicción que produce una verdadera molestia a la persona, y que "debe existir después de que una persona haya tomado una decisión entre dos posibilidades cuando ambas [le] son atractivas". Según este psicólogo se busca que esta disonancia sea reducida mediante un cambio en la acción o en el pensamiento, y a falta del primero se da éste, lo cual es muy común: cambiar la opinión para que concuerde con el actuar, en lo cual se busca la tan ansiada justificación que dé alguna coherencia a sus actos.

Este proceso, la disonancia cognitiva, afecta por igual al agresor y a la víctima, puesto que ambos se enfrentan a un cierto grado de tensión para poder explicarse y comprender su comportamiento. Las víctimas mitigan su incomodidad: minimizando los aspectos negativos ("No fue humillante, fue divertido"), sobrevalorando al grupo ("Pertenecer a este grupo y ser aceptado socialmente por sus miembros, merece cualquier tipo de sufrimiento"), o con ambas reacciones. Existe una alta correlación entre haber sido objeto de novatadas y cometerlas al llegar a veterano/a, lo que convierte estas acciones en una espiral de violencia, por la que quienes fueron víctimas tienen tendencia mayor a convertirse en abusadores.

Los calificativos que dedica el libro a este tipo de prácticas son de ser injustas, vejatorias y potencialmente problemáticas. Esta obra es fruto de la primera investigación académica sobre el fenómeno de las novatadas realizada en España, gracias al impulso y financiación del Consejo Nacional de Colegios Mayores Universitarios de España y la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE. Sus autoras son las psicólogas Ana Aizpún Marcitllach, tutora colaboradora del Practicum del grado en Psicología, y Ana García-Mina Freire, Vicerrectora de Servicios a la Comunidad Universitaria y de Estudiantes, de Comillas. Ambas investigadoras definen como novatada “cualquier acción realizada por un individuo recién llegado a un grupo (novato/a) e inducida por los veteranos/as de ese grupo, que no se llevaría a cabo en circunstancias normales, y que el principiante no efectuaría por iniciativa propia. Se trata de un fenómeno de carácter grupal, que cumple la función de un rito de iniciación a una agrupación, y se caracteriza por una dinámica de ‘poder-sumisión’ en la que el consentimiento de las víctimas a participar es irrelevante. Constituyen una forma de violencia interpersonal que puede presen­tarse en forma de violencia física, psicológica o sexual”.

Aunque parecía que estas prácticas se estaban extinguiendo, hemos visto en estos últimos días en los medios de comunicación cómo los veteranos de los colegios mayores daban a los recién llegados una humillante bienvenida. Según mi humilde opinión, no concibo como personas que van a compartir conocimientos universitarios y que serán futuros profesionales, en los distintos campos de la ciencia, puedan cometer tales agravios.


Fuente de información:




martes, 12 de junio de 2012

El circuito de control cognitivo-emocional del adolescente.

Los correlatos neuronales del control cognitivo se desarrollan fundamentalmente de forma lineal de la infancia a la edad adulta, mientras que los correlatos de la motivación y la emoción tienen un patrón de desarrollo cambiable según las experiencias. Depende de las hormonas y éstas modifican el cerebro de forma distinta según la edad en que se realiza la exposición. Los datos sugieren una función importante de las hormonas en el procesamiento de las emociones y las relaciones sociales (Blaquemore, 2010), en la maduración del cerebro social.






Adolescente

En el cerebro adolescente la región emocional se activa mas.  

 
                                                                                    
Adulto
En contraste, en adultos la razón y el juicio se activan mayormente.





- Deborah Yerglund-Todd


Todo ser humano tiene dos formas de pensar y razonar: un componente analítico, deliberativo y un componente emotivo, intuitivo. Son dos diferentes modos del razonamiento que no sólo no son mutuamente exclusivos, sino que han de cooperar al mismo tiempo en la misma persona, integrados en el circuito de control afectivo-cognitivo. Sólo así se alcanza la madurez personal. Cada uno de ellos es predominante en diferentes etapas del desarrollo humano normal, que parte de la infancia, pasa por la adolescencia y continúa a lo largo de la vida adulta.

Durante tiempo se ha considerado que para que los adolescentes lleguen a ser "razonables" hay que enseñarles a razonar analítica y fríamente. Los estudios del equipo de Valerie Reyna (Reyna, 2008; Brainerd, 2008) les han permitido afirmar que en la infancia hay menos intuición, de la que se creía. Por el contrario predomina durante la infancia y adolescencia el razonamiento de repetición literal; es el enfoque analítico, que se basa en conocimientos de detalles recopilados mediante ejercicios rutinarios, y la memorización de hechos. El segundo estilo de razonamiento aparece más tarde con la madurez personal, se produce de forma inconsciente y depende sobre todo de la intuición que permite el entrar rápidamente al meollo de las cuestiones por despreciar los detalles que apartan del núcleo. Filtra lo esencial para poder tomar decisiones, a través de la propia experiencia, las emociones, y la concepción del mundo y la educación.

Esto explica la frecuencia de las conductas de riesgo de algunos adolescentes. Cuando una situación entraña riesgos para la salud o la vida las personas maduras no se ponen a deliberar sobre el grado de riesgo y la magnitud de los beneficios. Deciden con rapidez. En cambio, los adolescentes ante casos similares tardan más tiempo en llegar a la conclusión, y se enrolan en apuestas a la ruleta rusa, o conducir en dirección contraria, etc. Y esto no porque se consideren invulnerables, sino porque no tienen ajustados los sistemas de recompensa y por ello al tomar decisiones tienden a conceder más peso a los beneficios que a los riesgos.

Es lo que han puesto de manifiesto los estudios neurobiológicos:

a) durante la pubertad hay una gran respuesta emocional (Silk, 2009);

b) la capacidad de dilatar la gratificación a favor de una recompensa a largo plazo es la clave del desarrollo del comportamiento (Steinberg, 2009) y en la adolescencia existe una mayor susceptibilidad a la tentación de buscar recompensa inmediata;

c) una gran influencia de la motivación en el conocimiento (Somerville, 2010).

Estas características del comportamiento tienen como correlato neural circuitos del área del estriado ventral, del complejo amigdalino (Ernst, 2005 y 2006) del sistema límbico; y están regulados por la corteza prefrontal (Hare, 2005 y 2008). Múltiples estudios ponen en evidencia que ambas áreas del sistema límbico, además del hipotálamo e hipocampo, son moduladas por las hormonas gonadales (Cooke, 2005; Mueller, 2009).

Este pobre control cognitivo en la adolescencia coincide precisamente con el momento en que se producen las elecciones menos acertadas como sexualidad precoz y dependencia de drogas (Case, 2008; Eaton, 2008; Spear, 2000; Windle, 2008). Y tales experiencias tempranas atípicas inciden en el normal desarrollo funcional de los circuitos funcionales, conduciendo a un trastorno del equilibrio de maduración del cerebro. Justamente en esta etapa de la vida a medida que se va desarrollando la corteza cerebral, las experiencias de vida fortalecen las conexiones funcionales con la corteza y suponen un mecanismo de regulación hacia el sistema límbico (Hare, 2008).

En conclusión, el comportamiento del adolescente puede ser visto como una inestabilidad, una falta de equilibrio entre la maduración de las áreas subcorticales límbicas, sensibles a las hormonas, y la maduración de la corteza frontal que regula y controla las respuestas emocionales, de forma dependiente de la edad.

El desarrollo del circuito de control cognitivo-emocional cambia, o se refuerza, con el impacto de las experiencias relativas a diferentes personas y situaciones y que indudablemente contribuyen a cómo cada uno estabiliza su cerebro social.


 Por: Aránzazu Ibáñez


 Fuente de información:
Natalia López Moratalla
Neurobiología de la Adolescencia. El control del Circuito Afectivo-Cognitivo.
CLÍNICA Y ANÁLISIS GRUPAL Nº1 ENERO/ JULIO

martes, 15 de mayo de 2012

En la adolescencia las cosas deben empeorar para, después, poder mejorar



“Saber qué pasa en la cabeza de un adolescente siempre es complicado, pero si te dedicas profesionalmente a observar su cerebro seguro que sabes más cosas que la mayoría de gente”

La Dra. Iroise Dumontheil, investigadora del Institute of Cognitive Neuroscience de la University College of London, se ha especializado en el estudio del comportamiento y desarrollo del cerebro durante la adolescencia.


Sus conclusiones demuestran que a través de determinadas intervenciones sistemáticas se consiguen resultados muy positivos en el aprendizaje de los jóvenes. «El entrenamiento de la memoria de trabajo puede ayudar a prevenir dificultades en la aritmética», ejemplificó Dumontheil.

La investigadora ha explicado que «los adolescentes activan el córtex prefrontal medio, llamado cerebro social, más que en los adultos». De hecho, Dumontheil identifica reacciones específicas cerebrales en los jóvenes cuando se sienten premiados o estimulados y ante la influencia de los iguales: «Para los adolescentes, pensar a largo plazo es más complicado que pensar en términos de emoción, retribución o riesgo. Los mecanismos de autocontrol funcionan mejor después de la adolescencia».

También ha descubierto que hay entre los jóvenes una especial sensibilidad hacia la baja autoestima, así como una propensión a la ansiedad: «Los adolescentes son hipersensibles a su exclusión social, mucho más que los adultos».

Según la doctora, la observación del cerebro de los adolescentes les ha permitido comprender que el cerebro adolescente está "especialmente preparado para entender conceptos abstractos y organizar cosas y relaciones con las otras personas". Así, contra la idea de que los adolescentes son la desorganización personificada, Iroise Dumontheil mantiene que se debe dejar tiempo a los más jóvenes para que evolucionen en este campo. "Hemos encontrado evidencias de que, durante la adolescencia, las cosas deben empeorar para, después, poder mejorar".

La especialista explica que dos sistemas compiten en el cerebro adolescente. Uno, el que predomina, se centra en las recompensas. De esta manera se explica que los adolescentes estén pendientes de lo que piensan de ellos sus amigos. El segundo sistema es el de la visión a largo plazo, lo que integra la información que nos permite saber qué pasará o qué consecuencias tendrá una acción determinada.

Para superar esta etapa a menudo complicada, Dumontheil considera que "es bueno" que los adolescentes trabajen en grupo y "tengan modelos e información sobre qué está pasando en el cerebro y qué cambios físicos y psicológicos están viviendo", información que, por otra parte , también sería útil "a los padres".

A la pregunta de si esta etapa permite aprender tanto como durante la infancia, la doctora asegura que no, pero que sin embargo debe entenderse como una "segunda oportunidad" porque es un "tiempo de continuidad" en el aprendizaje.



Por: Aránzazu Ibáñez

Fuente de información:

El portal informatiu 3 Catalunya

XIX Tribuna Edu21: Educación y aprendizaje en la adolescencia

sábado, 25 de febrero de 2012

La comunicación con los adolescentes previene el consumo de drogas

Los estudios e investigaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) indican que entre las conductas de riesgo de la adolescencia se encuentra la experimentación con el consumo de drogas.

Las regiones del cerebro que gobiernan los impulsos no están totalmente formadas a estas edades, lo que los hace más vulnerables a las drogas. Los adolescentes son más vulnerables que los adultos frente a las dependencias al tabaco, el alcohol y otras adicciones debido a que las regiones del cerebro que gobiernan el impulso y la motivación no están totalmente formadas a edades tempranas. Estas adicciones a sustancias se han convertido en un grave problema para muchos jóvenes y sus familias.




La familia debe estar preparada para prevenir el consumo de drogas en la adolescencia ya que en este periodo se conjugan una serie de factores:

1. Por un lado, hay una disminución de la supervisión estrecha por parte de los padres, a diferencia de la niñez, sin embargo, en el adolescente, la capacidad para tomar decisiones y para evaluar los riesgos esta aun en formación.

2. Por otro lado, los adolescentes son sometidos muchas veces a la presión de sus iguales, así como también pueden desarrollar un autoconcepto erróneo de sí mismos, por lo que buscan fortalecer su autoestima a través de complacer a los demás.



De la misma manera es importante que los jóvenes tengan presente lo que sus padres opinan sobre el consumo de drogas y su rechazo a las mismas, así como también debe permitírseles tener información adecuada sobre los efectos perjudiciales de estas sustancias en su organismo. Sin embargo, el solo conocer estos aspectos perjudiciales no previene de su consumo. Es por ello, que enfatizamos el que los jóvenes desarrollen habilidades sociales que los ayuden ante la disponibilidad de drogas que van a encontrar en el medio, comenzando con el alcohol y el tabaco.



A modo de recomendación,

  • Debemos generar espacios de comunición constantes. Lo más importante es entablar una comunicación, abrir esos canales porque muchas veces los jóvenes no tienen un espacio adecuado para desahogar todo lo que les está pasando en esta etapa de transición a la adultez, muchas veces los padres se dedican a realizar su propio mundo y no ayudan a la formación integral para la vida de los hijos, es por esto que el chico busca en otras personas ajenas a él el espacio adecuado para hablar de sus miedos y de sus gustos.

  •  Explicar las consecuencias que puede tener tomar drogas. Los motivos para consumir sustancias adictivas pueden ser muchos y en ocasiones, los padres no saben exactamente lo que provoca el consumo. Lo que sí es cierto es que se puede dejar, y la ayuda externa suele funcionar, tanto con los jóvenes como con sus familiares.

  • Se tiene que dar herramientas de prevención. Los padres son una herramienta imprescindible para ayudar a sus hijos, pero es muy importante que estén asesorados porque ante el desconcierto, la impotencia y las ganas de cambiar lo que no les gusta, también pueden generar en sus hijos reacciones de aún más consumo. Esta problemática esta afectando cada día más a niños a muy temprana edad incluso a partir de los 9 años. Es vital que los padres empiecen desde muy temprana edad a construir espacios donde la comunicación y la atención prime sobre cualquier cosa.

  • Fortalecer la autoestima del adolescente. Es Importante ayudarles a desarrollar una autoestima positiva, a aprender conductas que le permitan manejar la presión del grupo negativa y estimularles para que construyan un proyecto de vida que le permita realizarse como persona.

  • Prestar más atención a los movimientos con las amistades. Hablar sobre aquellas amistades que vemos que puedan se perjudiciales.El saber tomar decisiones adecuadas, el saber seleccionar a sus amigos, el cultivar hábitos saludables, el uso adecuado del tiempo libre, una buena adaptación al sistema escolar, el desarrollo de los talentos y habilidades, los patrones de comunicación adecuados con sus familia y educadores, son factores que contribuyen a proteger a los adolescentes. De igual forma, el que los padres conozcan los amigos de sus hijos, y el establecimiento de límites y reglas de disciplinas efectivas contribuyen a disminuir los riesgos.

  • No reprochar sino enseñar. Enseñar las consecuecias que puede tener tomar sustancias: adictivas ( capaces de interactuar con un organismo vivo, de tal forma que produce un estado de dependencia psíquica, física o ambas) ; psicoactivas (alteran el funcionamiento mental del pensamiento,  del juicio, del razonamiento o de la memoria); la marihuana (aumenta los efectos físicos y mentales y la posibilidad de problemas de salud para el que la consume); la cocaína (estimulante del sistema nervioso central).

Las adicciones presentan efectos psíquicos y físicos, lo que implica dos tipos de dependencia.
  • Física: La dependencia física es el estado de adaptación fisiológica de un organismo que requiere la presencia de una droga para continuar su funcionamiento normal. Esta es causada predominantemente por los depresores del sistema nervioso central.
  • Psicológica: Esta es la necesidad emocional y compulsiva de un individuo por consumir una droga para sentirse bien. Este tipo de dependencia es causada en forma predominantemente por los estimulantes del cerebro y los antidepresivos.

Está comprobado científicamente que las adicciones provocan trastornos físicos y del comportamiento, el adicto presenta características peculiares que lo hacen diferente a otros enfermos.



La drogadicción es un grave problema social.


El adolescente, su familia, amistades y la comunidad donde se desarrolla este son los principales perjudicados por esta actividad.

Las familia debe poner de su empeño para lograr sacar de ese mundo al adolescente, aunque es importante aclarar que lo principal es la prevención durante los primeros años (preadolescencia) para que los muchachos sepan las consecuencias físicas y morales que el consumo de drogas trae consigo.

Si el joven ya se encuentra metido en este mundo hay que buscar cual fue la causa de su decisión. La gran mayoría de consumidores se da por violencia familiar, falta de atención, desempleo y amistades. La clave es visitar las instituciones de ayuda de los servicios sociales para buscar las herramientas para sacar adelante al adolescente afectado.


Aránzazu Ibáñez.


Fuente de información:

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
http://www.televisa.com/todo-es-mejor-en-familia/colaboradores/383030/naciones-unidas-contra-droga-y-delito

Los estudios e investigaciones indican que entre las conductas de riesgo de la adolescencia se encuentra la experimentación con el consumo de drogas

  • Por: UNODC
  • Fuente: Todo es mejor en familia.org
http://www.televisa.com/todo-es-mejor-en-familia/articulos/formacion/392825/previniendo-uso-drogas-adolescentes