sábado, 29 de julio de 2017

El cerebro humano ha evolucionado para educar y ser educado



Los programas de investigación desde la perspectiva filogenética se han de completar con las investigaciones sociogenéticas y ontogenéticas para alcanzar mejoras en los procesos de enseñanza y aprendizaje. 



La estructura y funcionamiento de la mente humana es resultado de un largo proceso evolutivo de millones de años. Además, el conjunto de capacidades intelectuales se constituye de modo personal e irrepetible en el desarrollo ontogenético, en el ciclo vital de cada persona en interacción con las demás y con los productos culturales. 


De este largo y complejo proceso evolutivo han surgido todos los aprendizajes, desde los más básicos que compartimos con otros animales, hasta las capacidades mentales superiores cognitivas y lingüísticas, específicamente humanas. El desarrollo de las capacidades cognitivas, lingüísticas y sociales ha permitido crear y transmitir la cultura, desde las primitivas herramientas de piedra hasta llegar a las ciencias, tecnologías, humanidades y artes. El cerebro humano dispone de unas capacidades mentales que permiten interpretar y predecir la conducta de los otros. Gracias a estas capacidades nos comunicamos e interaccionamos, producimos y transmitimos la cultura y, su vez, los avances culturales, artefactos, símbolos y tradiciones, constituyen el entorno natural para el desarrollo de las capacidades mentales diferenciadas.


El proceso filogenético evolutivo de millones de años

A raíz de este proceso surgió una capacidad cognitiva exclusiva de la especie humana: la capacidad del individuo para identificarse con los otros miembros de su especie, que le permite comprender a los demás como agentes intencionales y mentales. Esta capacidad de ver y comprender a otras personas cambió radicalmente el proceso de evolución cognitiva y la naturaleza de las interacciones sociales, dando lugar a una forma singular de evolución cultural a través del tiempo histórico (Sociogénesis).



El proceso de sociogénesis, la capacidad cognitiva-social

La capacidad cognitiva-social posibilitó la generación y transmisión de la cultura, herramientas, símbolos y tradiciones a las nuevas generaciones, en un continuado proceso de innovaciones y mejoras, de progreso humano. Gracias a los procesos educativos de transmisión de los aprendizajes culturales se ha modificado sustancialmente la naturaleza del proceso ontogenético, en el que se desarrollan las nuevas generaciones.


La experiencia de la filogenia ha producido las prefijaciones de la ontogenia

Los procesos o funciones mentales diferenciadas, como propiedades de sistemas neuronales que se han conformado progresivamente en la Filogénesis, han surgido como respuestas adaptativas para resolver los distintos tipos de problemas hasta dar con nuestro cerebro-mente. 

Los aprendizajes y enseñanzas, la transmisión cultural y la educación son naturales en el ser humano. El cerebro es una estructura viva compleja que pone límites a los aprendizajes. Por ello, es preciso explicar y comprender los procesos cerebrales que están en la base del aprendizaje para transformarlos en estrategias pedagógicas y programas adecuados a las características de las personas y en sus necesidades específicas.



Fuente de información:

Emilio García García. Desarrollo de la mente: Filogénesis, Sociogénesis y Ontogénesis. Departamento de Psicología Básica. Procesos Cognitivos.
Universidad Complutense. Madrid. Maceiras, M. y Méndez, L. (Coordinadores). Ciencia e investigación en la sociedad actual. Salamanca: Editorial San Esteban, 2010.

Enseñar, una de las capacidades humanas más específicas



“Saber que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción”

Paulo Freire.








En la actualidad, tenemos bastantes datos de lo que ocurre en nuestro cerebro cuando aprendemos, pero no tantos de cómo enseñar. El cerebro es la estructura viva más compleja del ser humano. Esta estructura pone límites a los aprendizajes, determinando lo que se puede aprender, en qué momentos y con qué rapidez. Por esta razón, es preciso explicar y comprender los procesos cerebrales de la memoria, las emociones y los sentimientos que están en la base de los aprendizajes. La comprensión de estos procesos podría transformar las estrategias pedagógicas y generar programas adecuados a las características de las personas y sus necesidades.


Los aprendizajes y enseñanzas, la transmisión cultural y la educación son naturales en el hombre.

Desde los "homo sapiens" se han ido desarrollando procesos cognitivos que han permitido al ser humano ser capaz de ponerse en el lugar mental del otro, aprendiendo no sólo del otro, sino a través del otro. Esta evolución de las capacidades cognitivas ha posibilitado las diversas formas de aprendizaje cultural, la creación de herramientas y artefactos cada vez más innovadores y creativos, así como las tradiciones culturales. Con la capacidad cognitiva-social, el ser humano ha llegado a comprender la comunicación interpersonal y la interacción social.

En relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje, estas capacidades adquiridas por el ser humano han permitido el desarrollo de las relaciones interpersonales. En el proceso de enseñar y aprender hay una intercomunicación continua en la que podemos interpretar el comportamiento del otro, suponiendo que tiene estados mentales, como opiniones, creencias, deseos, intenciones, intereses, sentimientos. El cerebro dispone de redes neurales especializadas, que nos permiten crear ingeniosas hipótesis sobre cómo opera la mente de otras personas. A partir de estas hipótesis anticipamos y predecimos con acierto las conductas de los demás. Nacemos con "universales cognitivos" que se basan en módulos o sistemas neuronales, congénitamente dispuestos para formar representaciones mentales de los objetos, las personas, el lenguaje, las matemáticas y las relaciones espaciales.

Además, es importante destacar el papel de las llamadas neuronas espejo que forman parte de un sistema de redes neuronales que posibilita la percepción-ejecución-intención-emoción. Cuando una persona ve a otra realizar una acción, se provoca en el cerebro del observador la acción equivalente, evocando a su vez la intención con ella asociada. Somos criaturas sociales y nuestra supervivencia depende de entender las intenciones y emociones que traducen las conductas manifiestas de los demás.

Por estas razones, en "el arte de enseñar" tenemos como meta "crear posibilidades". Potenciar los propios pensamientos, sentimientos y comportamientos de la persona que aprende. Tenemos que transmitir conocimientos de la manera que el alumno los pueda hacer propios. Para ello, el profesor tiene que ponerse en la mente del alumno, inferir su nivel de conocimientos, sus preocupaciones e intereses, suponer lo que el alumno ya sabe, y lo que quizá desee saber. Ponemos en juego un conjunto de estrategias para lograr una comunicación eficaz: queremos llamar la atención del alumno en nuestro mensaje, porque lo consideramos importante; utilizamos variados recursos para hacerlo de forma interesante; sobre la marcha, continuamente hacemos inferencias sobre si entienden e interesa; introducimos modificaciones en el curso de la acción para mejorarla; nos sentimos más o menos satisfechos con lo realizado. La capacidad para interpretar adecuadamente la mente del alumno y actuar en consecuencia resulta esencial en la tarea de profesor.


Fuente de información:

Emilio García García. Desarrollo de la mente: Filogénesis, Sociogénesis y Ontogénesis. Departamento de Psicología Básica. Procesos Cognitivos.
Universidad Complutense. Madrid. Maceiras, M. y Méndez, L. (Coordinadores). Ciencia e investigación en la sociedad actual. Salamanca: Editorial San Esteban, 2010.

Más información sobre neuronas espejo: Uríbarri Bilbao, Gabino; Cortina Orts, Adela; Triviño Mosquera, Mónica; y otros. Neurociencia, neuroética y biética. pág. 57 


La mente humana tiene capacidades metacognitivas

"La metacognición se refiere al conocimiento y control de la cognición. La capacidad de reflexión, de volver sobre sí misma y tomarse como objeto de conocimiento y mejora." 




Antes de introducirnos en el término de metacognición conviene hacer una referencia sobre: ¿qué es la cognición? ¿cuál es la diferencia entre cognición y metacognición?

La cognición hace referencia al funcionamiento intelectual de la mente humana e implica tener algunas habilidades o capacidades cognitivas. La cognición es la facultad, consciente o inconsciente, de tomar la información que se recibe, y procesarla en base a conocimientos previamente adquiridos. Los procesos cognitivos están altamente relacionados con los procesos mentales de percibir, recordar, creer o desear.

Por otro lado, la metacognición se refiere a la conciencia y al control consciente de estas habilidades cognitivas. Las capacidades metacognitivas controlan, dirigen, mejoran y aplican la resolución de problemas sobre las capacidades cognitivas. Podemos destacar: la meta-percepción, la meta-atención, la meta-memoria y la meta-comprensión.

Uno de los procesos cognitivos que llevamos a cabo durante toda nuestra vida es el proceso de aprendizaje. Mientras las estrategias cognitivas inciden directamente en los procesos de aprendizaje (cognición), las estrategias metacognitivas permiten observar, controlar y evaluar la marcha de tales procesos (metacognición), así como aplicarlos a nuevas situaciones. La relación, por tanto, entre ambos niveles, en principio, resulta clara: la metacognición es requisito de la cognición eficaz porque se superpone como control regulador antes (planificación), durante (supervisión) y después (evaluación) de la actividad cognitiva como tal. Por tanto, la metacognición es una adquisición adaptativa de la mente humana que nos capacita para conocer los procesos cognitivos, motivacionales y emocionales sobre las propias capacidades y limitaciones, comportamientos y valoraciones.  

Hay una diferenciación dimensional clara entre lo que sería el conocimiento de los aspectos sobre la persona, la tarea-estrategia y el contexto y, el control de la actividad cognitiva: la planificación, la supervisión y la evaluación. 

La metacognición entendida como control se refiere a los procesos de autorregulación utilizados por una persona en situaciones de aprendizaje y resolución de problemas. El término de metacognición fue introducido en la década de los 70 por Flavell. Su primera definición del concepto “metacognición” incluía los siguientes componentes (Flavell, 1976: 232):

  • Conocimiento de los procesos cognitivos de uno mismo.
  • Control y regulación de estos procesos.
  • Desarrollo u orientación en función a una meta u objetivo concreto.

”Metacognición se refiere al conocimiento de uno mismo respecto de los propios procesos cognitivos y sus productos o a cualquier cosa relacionada con ellos, por ejemplo, las propiedades de la información o los datos relevantes para el aprendizaje… Metacognición se refiere, entre otras cosas, al control activo y a la consecuente regulación y orquestación de estos procesos en relación con los objetos de conocimiento a los que se refieren, normalmente al servicio de alguna meta concreta u objetivo” (Flavell, 1976: 232).

Por lo tanto, la metacognición hace referencia a la capacidad del sujeto de comprender la forma en la que piensa y aprende, con el fin de obtener mejores resultados. Las estrategias metacognitivas nos capacitan para generalizar nuestros conocimientos específicos aprendidos en un contexto e inferir estos conocimientos a  otras áreas distintas de la aprendida. Además, nos ayudan a discernir entre lo que conocemos y lo que no conocemos. También, nos permite controlar los procedimientos de obtención y comprensión de la nueva información y dar conciencia sobre la tarea que se va a realizar.

Las capacidades para reflexionar sobre nuestros propios procesos mentales tienen importantes implicaciones educativas. Los aspectos cognitivos y metacognitivos del funcionamiento estratégico, suponen una dinámica interactiva que determina las posibilidades y las limitaciones del aprendizaje. 

Para finalizar, otro aspecto muy importante en el aprendizaje dentro del plano interno o personal que es el factor afectivo-motivacional: la actitud estratégica. De nada sirve que alguien conozca cómo conducirse estratégicamente para ser eficaz en el aprendizaje si no está motivado para hacerlo así. 


Fuentes bibliográficas:

Lopez Aloso, C. y Matesanz del Barrio, M. (Eds) (2009). Las plataformas de aprendizaje. Del mito a la realidad. Madrid: Biblioteca Nueva. pp. 21-44.
Mayor, J., Suengas, A., y González-Marqués, J. (1993). Estrategias Metacognitivas. Aprender a aprender y aprender a pensar. Ed. Síntesis Psicología. Madrid.
Flavell, J. H. (1976). Metacognitive aspects of problem solving. En: L. B. Resnik (ed.). The nature of intelligence (pp. 231-235). Hillsdale, N.J.: Erlbaum.