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sábado, 10 de enero de 2015

Prevenir el fracaso escolar antes de la adolescencia.



"La prevención del fracaso escolar pasa por la aceptación de que la diferencia no es lo mismo que la discapacidad". Las doctoras Inmaculada Escamilla y Pilar Gamazo, especialistas en Psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra, son autoras de un libro sobre las causas médicas del fracaso escolar y los tratamientos para superarlo. "¿Es mi hijo mal estudiante? Causas médicas del fracaso escolar y tratamientos para superarlo".







Hay tres aspectos a seguir para que el niño no entre en la cadena de fracaso escolar en la adolescencia:

 

1.     Un sistema educativo basado en la educación personalizada, su perfeccionamiento y adaptación a cada uno de los entornos y circunstancias, sería el camino que debe seguirse.

2.     La motivación y el refuerzo positivo son fundamentales para conseguir una actitud favorable ante el estudio o trabajo y perseverar en él; constituyen por tanto los métodos fundamentales para lograr un aprendizaje.

3.     Pensar que el niño que pueda lo hará bien, raramente el castigo o el refuerzo negativo es constructivo. Y, por último, no podemos olvidar que el niño tiene que salir de la escuela sabiendo no sólo lo que no sabe, sino lo que sabe.



La detección temprana es fácil si el rendimiento académico es bajo o por debajo de lo esperado, en su caso, se reconoce como la manifestación posible de un problema subyacente o como el inicio de un problema mayor a corto y largo plazo.








Cuando el niño comienza a disminuir su rendimiento, a sentirse fracasado en lo que hace, a sentirse diferente del grupo de sus amigos, por cualquiera que sea el motivo del fracaso, la construcción de la autoestima se debilita enormemente, se va perdiendo la confianza en sí mismo, en que su trabajo y su esfuerzo valdrán la pena, y junto a ello escucha los reproches, en ocasiones de su entorno más cercano, porque dicen que no estudia, es vago, irresponsable, o en ocasiones tiene un poco menos de capacidad (‘le cuesta’). Esto se sucede en el tiempo una y otra vez.

 ¿Acaso no hay suficientes motivos para desmotivarse, para deprimirse (sobre todo en aquellos más vulnerables a los problemas de humor), para buscar la aceptación en otros y la estima de sí mismo en otros grupos (grupos conflictivos y de consumo de drogas en algunas ocasiones) desafiando y retando a aquellos que sólo procuraron que esto no sucediera? Por ello es fundamental la formación en este ámbito.



Las manifestaciones objetivas del fracaso escolar son, obviamente, sus resultados académicos, sobre todo conforme está planteado el sistema actual, donde la actitud y participación del alumno son difícilmente computables. Sin embargo, los resultados académicos no son la demostración suficiente de los conocimientos reales del niño sobre la materia. Los estudiantes con determinadas dificultades o problemas, como déficit de atención e hiperactividad, problemas de visión..., precisan de una metodología diferente en la evaluación; se trata por tanto, de una adaptación metodológica, no curricular y no significativa. Por consiguiente, habría que reconocer que la diferencia no supone inexorablemente una discapacidad.


El fracaso escolar se debe contemplar desde una perspectiva global. La escasa formación en valores, desde el propio núcleo familiar, además del entorno social, son dos de los factores fundamentales. El aprendizaje conlleva repetición y entrenamiento, requiere siempre de un proceso arduo, que se ve compensando por un proyecto futuro esperanzador. En términos de valores, se requiere de perseverancia y fortaleza.



Desde la perspectiva neurobiológica, debemos atender a la integridad de las estructuras y sistemas cerebrales de los que depende el desarrollo de estas habilidades. El sistema de recompensa (las estructuras del sistema límbico, del hipocampo y de la amígdala, importante área para las emociones y la memoria emocional), el neurotransmisor dopamina (conocido como “el de la felicidad”) y las áreas  prefrontales del cerebro son el sustrato biológico, fundamental, de un correcto aprendizaje.

Las causas médicas de fracaso escolar son múltiples: problemas endocrinológicos, neurológicos, psiquiátricos..., trastornos como depresión, ansiedad, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y dificultades específicas del aprendizaje, entre otros, pueden estar en la base de un fracaso escolar.


Ente adolescentes, tenemos que tener en cuenta el consumo de sustancias, o drogas, si bien es cierto que un elevado porcentaje de estos adolescente con problemas de consumo de sustancias tiene un TDAH subyacente que probablemente no se diagnóstico y trató en su inicio, y lo mismo sucede con los llamados trastornos de conducta.


Por otra parte, son causas frecuentes de fracaso escolar, añadidas a los problemas referidos previamente, problemas específicos del aprendizaje, que se asocian también en aproximadamente del 30% de los casos al TDAH, como trastorno de los aprendizajes procedimentales (alteraciones en el desarrollo psicomotriz), entre otros. 


En la actualidad, tienen un interés creciente las nuevas adicciones o la adicción a las nuevas tecnologías. Sin embargo, los últimos estudios sugieren que la asociación entre fracaso escolar e Internet se debe fundamentalmente a su mal uso.



Para concluir, en comparación con otros países de nuestro entorno, las doctoras Escamilla y Gamazo señalan que “los índices de fracaso escolar en España -según los informes PISA 2003, 2006 y 2009- están por encima de la media europea de los países de la OCDE”.

  


Fuente de información:

http://www.cun.es/la-clinica/noticia/la-prevencion-fracaso-escolar-pasa-aceptar-la-diferencia-mismo-la-discapacidad



Arancha I.



sábado, 25 de febrero de 2012

La comunicación con los adolescentes previene el consumo de drogas

Los estudios e investigaciones de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) indican que entre las conductas de riesgo de la adolescencia se encuentra la experimentación con el consumo de drogas.

Las regiones del cerebro que gobiernan los impulsos no están totalmente formadas a estas edades, lo que los hace más vulnerables a las drogas. Los adolescentes son más vulnerables que los adultos frente a las dependencias al tabaco, el alcohol y otras adicciones debido a que las regiones del cerebro que gobiernan el impulso y la motivación no están totalmente formadas a edades tempranas. Estas adicciones a sustancias se han convertido en un grave problema para muchos jóvenes y sus familias.




La familia debe estar preparada para prevenir el consumo de drogas en la adolescencia ya que en este periodo se conjugan una serie de factores:

1. Por un lado, hay una disminución de la supervisión estrecha por parte de los padres, a diferencia de la niñez, sin embargo, en el adolescente, la capacidad para tomar decisiones y para evaluar los riesgos esta aun en formación.

2. Por otro lado, los adolescentes son sometidos muchas veces a la presión de sus iguales, así como también pueden desarrollar un autoconcepto erróneo de sí mismos, por lo que buscan fortalecer su autoestima a través de complacer a los demás.



De la misma manera es importante que los jóvenes tengan presente lo que sus padres opinan sobre el consumo de drogas y su rechazo a las mismas, así como también debe permitírseles tener información adecuada sobre los efectos perjudiciales de estas sustancias en su organismo. Sin embargo, el solo conocer estos aspectos perjudiciales no previene de su consumo. Es por ello, que enfatizamos el que los jóvenes desarrollen habilidades sociales que los ayuden ante la disponibilidad de drogas que van a encontrar en el medio, comenzando con el alcohol y el tabaco.



A modo de recomendación,

  • Debemos generar espacios de comunición constantes. Lo más importante es entablar una comunicación, abrir esos canales porque muchas veces los jóvenes no tienen un espacio adecuado para desahogar todo lo que les está pasando en esta etapa de transición a la adultez, muchas veces los padres se dedican a realizar su propio mundo y no ayudan a la formación integral para la vida de los hijos, es por esto que el chico busca en otras personas ajenas a él el espacio adecuado para hablar de sus miedos y de sus gustos.

  •  Explicar las consecuencias que puede tener tomar drogas. Los motivos para consumir sustancias adictivas pueden ser muchos y en ocasiones, los padres no saben exactamente lo que provoca el consumo. Lo que sí es cierto es que se puede dejar, y la ayuda externa suele funcionar, tanto con los jóvenes como con sus familiares.

  • Se tiene que dar herramientas de prevención. Los padres son una herramienta imprescindible para ayudar a sus hijos, pero es muy importante que estén asesorados porque ante el desconcierto, la impotencia y las ganas de cambiar lo que no les gusta, también pueden generar en sus hijos reacciones de aún más consumo. Esta problemática esta afectando cada día más a niños a muy temprana edad incluso a partir de los 9 años. Es vital que los padres empiecen desde muy temprana edad a construir espacios donde la comunicación y la atención prime sobre cualquier cosa.

  • Fortalecer la autoestima del adolescente. Es Importante ayudarles a desarrollar una autoestima positiva, a aprender conductas que le permitan manejar la presión del grupo negativa y estimularles para que construyan un proyecto de vida que le permita realizarse como persona.

  • Prestar más atención a los movimientos con las amistades. Hablar sobre aquellas amistades que vemos que puedan se perjudiciales.El saber tomar decisiones adecuadas, el saber seleccionar a sus amigos, el cultivar hábitos saludables, el uso adecuado del tiempo libre, una buena adaptación al sistema escolar, el desarrollo de los talentos y habilidades, los patrones de comunicación adecuados con sus familia y educadores, son factores que contribuyen a proteger a los adolescentes. De igual forma, el que los padres conozcan los amigos de sus hijos, y el establecimiento de límites y reglas de disciplinas efectivas contribuyen a disminuir los riesgos.

  • No reprochar sino enseñar. Enseñar las consecuecias que puede tener tomar sustancias: adictivas ( capaces de interactuar con un organismo vivo, de tal forma que produce un estado de dependencia psíquica, física o ambas) ; psicoactivas (alteran el funcionamiento mental del pensamiento,  del juicio, del razonamiento o de la memoria); la marihuana (aumenta los efectos físicos y mentales y la posibilidad de problemas de salud para el que la consume); la cocaína (estimulante del sistema nervioso central).

Las adicciones presentan efectos psíquicos y físicos, lo que implica dos tipos de dependencia.
  • Física: La dependencia física es el estado de adaptación fisiológica de un organismo que requiere la presencia de una droga para continuar su funcionamiento normal. Esta es causada predominantemente por los depresores del sistema nervioso central.
  • Psicológica: Esta es la necesidad emocional y compulsiva de un individuo por consumir una droga para sentirse bien. Este tipo de dependencia es causada en forma predominantemente por los estimulantes del cerebro y los antidepresivos.

Está comprobado científicamente que las adicciones provocan trastornos físicos y del comportamiento, el adicto presenta características peculiares que lo hacen diferente a otros enfermos.



La drogadicción es un grave problema social.


El adolescente, su familia, amistades y la comunidad donde se desarrolla este son los principales perjudicados por esta actividad.

Las familia debe poner de su empeño para lograr sacar de ese mundo al adolescente, aunque es importante aclarar que lo principal es la prevención durante los primeros años (preadolescencia) para que los muchachos sepan las consecuencias físicas y morales que el consumo de drogas trae consigo.

Si el joven ya se encuentra metido en este mundo hay que buscar cual fue la causa de su decisión. La gran mayoría de consumidores se da por violencia familiar, falta de atención, desempleo y amistades. La clave es visitar las instituciones de ayuda de los servicios sociales para buscar las herramientas para sacar adelante al adolescente afectado.


Aránzazu Ibáñez.


Fuente de información:

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC)
http://www.televisa.com/todo-es-mejor-en-familia/colaboradores/383030/naciones-unidas-contra-droga-y-delito

Los estudios e investigaciones indican que entre las conductas de riesgo de la adolescencia se encuentra la experimentación con el consumo de drogas

  • Por: UNODC
  • Fuente: Todo es mejor en familia.org
http://www.televisa.com/todo-es-mejor-en-familia/articulos/formacion/392825/previniendo-uso-drogas-adolescentes

jueves, 26 de enero de 2012

Desorden de Adicción a Internet en el cerebro adolescente


Un estudio publicado este mes de enero en la revista ‘PLoS One’ por investigadores de la Republica China muestra que el Desorden de Adicción a Internet, que padecen un número cada vez mayor de adolescentes en todo el mundo, afecta a la microestructura cerebral, concretamente a las fibras de la sustancia blanca que conectan diversas áreas del cerebro.
En el estudio analizan el cerebro de 17 jóvenes con este trastorno y encuentran que las áreas afectadas se corresponden con los factores psicosociales que caracterizan esta adicción y que han sido medidos por test: desequilibrios emocionales como ansiedad, falta de atención, problemas en la toma de decisiones, dificultades cognitivas y también en la relación con los demás.
Por el contrario, los 16 jóvenes voluntarios para el estudio que no padecen este trastorno, presentan una estructura cerebral acorde a su edad y no padecen alteraciones destructivas de las fibras.

 ¿Qué significa la alteración de la sustancia blanca?
El cerebro es un órgano que madura con el tiempo. De ahí que muchos adolescentes, en pleno desarrollo físico y emocional, sean definidos como “inmaduros”. La maduración consiste en transformar la materia gris, de la que está constituido el cerebro al principio de la juventud, en materia blanca. Y lo hace siguiendo una onda de maduración que avanza cronológicamente desde la nuca hasta la frente.
De esta forma, aproximadamente de los 8 a los 18 años la sustancia gris se va convirtiendo en sustancia blanca, como una onda que alcanza en los distintos momentos del desarrollo las diferentes áreas del cerebro. Al mismo tiempo que ocurre este proceso, se perfeccionan las facultades cognitivas, la capacidad de estudio, lectura, memoria, etc. Y finalmente la onda de maduración alcanza la corteza prefrontal implicada en el control de los impulsos, el juicio y la toma de decisiones, que es la última en madurar. Así, se ha llegado a establecer un patrón universal del desarrollo arquitectónico y funcional del cerebro en función de la edad cronológica…
¿Qué es la materia gris? ¿Y la materia blanca?
La materia gris está formada por las neuronas, que desarrollan sus conexiones produciendo múltiples ramificaciones -dendritas y axones- en busca de otras con las que conectar para conducir y procesar la información. Al final de la infancia, el cerebro alcanza su máximo tamaño. Después permanece constante, pero cambia su estructura.
En la adolescencia, que es un momento crucial para la maduración de la personalidad, el cerebro se reordena: Unas áreas crecen, otras  se reducen mediante una especie de poda de las ramificaciones eliminando lo superfluo, y otras se reorganizan.  Se modelan así las conexiones entre neuronas en la llamada sinapsis. Y al mismo tiempo se van protegiendo los axones con una funda de mielina que hace que la información fluya a gran velocidad. Poco a poco estas terminaciones se van uniendo a otras formando fibras y fascículos.
Podría decirse que la materia blanca es nuestro mapa cerebral. Si las fibras se destruyen o se lesionan, el procesamiento y transmisión de la información en nuestro cerebro también se daña, lo que origina los desequilibrios emocionales y cognitivos detallados al inicio.
¿Tiene solución?
El artículo que recoge esta investigación dirigida por Hao Lei apunta a la  posibilidad de un tratamiento con fármacos que empiezan a usarse hoy para tratar lesiones cerebrales, ya que reconstruyen alteraciones de la funda de mielina de los axones de las neuronas, que son los que forman las fibras al reunirse. Sin embargo, no se conoce por ahora cómo recuperar ese esqueleto del cerebro, afectado por la adicción, que necesariamente se construye durante la adolescencia.
Las medidas deben de tomarse antes de que ocurra el enganche fatídico. Y apelar también a la responsabilidad. Por joven que uno sea debe ser consciente de su propia capacidad para decir “no” cuando un juego de rol en Internet empieza a hacerse omnipresente en su cabeza. Con los adolescentes hay que pactar los límites del uso dándoles información veraz.
La adicción a los juegos como cualquier otra adicción supone una alteración patológica del sistema de recompensa. Llega a ser una necesidad el placer ligado al juego, como se llega a necesitar el generado por las sustancias adictivas, o a las compras compulsivas. En el caso de los juegos de rol en Internet la persona, casi siempre con baja autoestimaparticipa en algo con otros que lo estiman y valoran por lo que hace en el juego. Y así, su personalidad o múltiples identidades van ganando terreno en la red mientras que va perdiendo protagonismo en lo social y en lo familiar. Así, el adicto es incapaz de dejar de jugar sabiendo que los otros están ahí…
Lógicamente la trampa de la adicción, en este caso a las redes sociales, atrapa con mayor facilidad a los adolescentes, quienes por edad tienen aún el cerebro en maduración.






Mi hijo es adicto a Internet…19 enero 2012 - 11:02 - Autor: Natalia López Moratalla / Mercedes Beunza


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Adolescentes y redes sociales


El neurocientífico Gary Small, de la Universidad de Los Ángeles y autor del libro "El Cerebro Digital", afirma que la generación actual entabla contactos de otra forma. Son las redes sociales como Facebook, Tuenti y Twitter  la nueva manera de entablar contacto. 

Según este investigador, por el uso de las nuevas tecnologías los adolescentes son más impacientes y sustituyen la profundidad por la amplitud. Reflexionan menos y reaccionan de inmediato. Su mente va de un lado a otro. Y es que Internet no sólo ha cambiado la forma en la que trabajamos, nos comunicamos y nos divertimos, sino también el funcionamiento del cerebro.

Mediante pruebas de resonancia magnética, Small ha constatado que, navegando por Internet se refuerzan los circuitos cerebrales, específicamente los que controlan las habilidades tecnológicas, pero no los que están relacionados con habilidades sociales. Y eso es preocupante para el adolescente, ya que su cerebro aún no está desarrollado del todo, algo que transcurre entre los 23 y 25 años.

La inmadurez psicológica y fisiológica del adolescente se hace notoria al enfrentarse a los problemas que plantea la comunicación on line. Ahora sabemos que el cerebro adolescente no capta bien los riesgos y tiende a hacer elecciones inapropiadas frente a situaciones potencialmente peligrosas, debido en parte a que no ha terminado el desarrollo neuro-químico.

Esta condición da lugar en los jóvenes a lo que ha dado en llamar una especie de “ansiedad por el riesgo”, conducta que se hace evidente cuando entran en contacto con Internet y aumenta la posibilidad de que busquen riesgos y se expongan a situaciones comprometidas.

Otro concepto surgido es el de "riesgo atenuado" referido a la inhabilidad del adolescente para usar el pensamiento crítico y tomar decisiones evaluando previamente los riesgos. Esta condición se refleja en la facilidad con la que los jóvenes pueden ofrecer información personal a través de Internet o vincularse con personas que sólo conocen a través de ese medio.

Se suma, también, la dificultad para la “generalización” de experiencias. De aquí que a esa edad se puede comprender intelectualmente los peligros que traen consigo las redes sociales, pero resulta que en la práctica cuando chatean no aplican lo que aparentemente saben de los problemas en que se pueden ver envueltos.
 
Finalmente, añadir que el cerebro adolescente está expuesto a un exceso de estímulos que pueden conducir a un riesgo de adicción. Según algunos estudios, la adicción a Internet se da en un 3% de los jóvenes entre los 14 y 18 años. El perfil del joven enganchado es el mismo del que abusa de drogas o alcohol y se caracteriza por: impulsividad, búsqueda continua de la novedad, baja autoestima y pocas habilidades sociales

El problema añadido es que la adicción es «silenciosa» y se percibe principalmente en el hogar. Son, sobre todo, los videojuegos y los juegos de rol los más seductores. Si el joven se dedica a ello a deshoras –de noche y de madrugada, ¡hay que estar alerta!

Para que los padres estén preparados para ayudar a los adolescentes a regular ciertas conductas peligrosas se hace necesario que aquellos conozcan la tecnología moderna de la información. Es la única manera de poder plantearse las cuestiones más importantes y evaluar las actividades de sus hijos en la red.

En la web los adolescentes pueden ser víctimas de acoso en las redes sociales. Por ejemplo, con las tecnologías de video foto (My Spaces, Google Video; etc.) o juegos on line (Gunz, Runescape). Estas experiencias pueden incluir el envío de fotos sexuales provocativas, videos, conversaciones sexuales vía chat, correos electrónicos y otras formas de enviar mensajes. Algunos consejos dirigidos a los padres sobre el uso responsable de estas redes sociales son:

1.      Conocer como funcionan estas redes. No podemos controlar aquello que no sabemos como funciona.
2.      Conversar con nuestro hijo sobre lo que hace o habla en las comunidades mediante un diálogo distendido desde la curiosidad que facilite la comunicación entre ambos.
3.      Comentar sobre lo fácil que es adoptar una identidad falsa y que aprenda a desconfiar de los supuestos “amigos” que no conoce.
4.      Es más seguro que su hijo otorgue unos permisos para compartir sólo con sus amigos conocidos (los del instituto, del barrio, etc).
5.      Protejer la información personal de sus hijos (donde vive, su nombre y apellido, conformación familiar, colegio al que asiste, etc.). Para ello es preciso que le muestre su perfil.
6.      Aconséjar que nunca aporte información personal.
7.      Mantener una buena comunicación y tener en cuenta que puede acceder a la comunidad  desde cualquier ordenador conectado a Internet ( a veces si se lo prohibimos lo hacen desde la casa de amigos, cíberaula, cibercafé, etc.) 

Aránzazu Ibáñez

      Fuentes:

  • Psychologies Magazine, N° 81
  • Internet y Adolescencia: inmadurez cerebral http://www.sexualidadsana.com.pe/principal/content/view/956/33/
  • Aula 2, Centro de Orientación Educativa, http://www.aula2.com/blog/?p=29

jueves, 17 de noviembre de 2011

Primeros estudios sobre la posibilidad de adicción a los videojuegos.



El estudio, publicado en la revista Translational Psychiatry, es el primero en conectar la exposición frecuente a los videojuegos y las diferencias en la estructura y actividad cerebrales.

El Dr. Simon Kuhn de la Universidad de Gante en Bélgica y sus colegas en el Reino Unido y Alemania, analizaron los resultados de escáneres cerebrales de más de 150 adolescentes que juegan mucho o moderadamente.



El doctor Luke Clark, que investiga los juegos de azar en la Universidad de Cambridge afirma,


 “El estriado ventral es el núcleo del sistema de recompensa y pone a los videojuegos en la esfera de las adicciones”. 

“Sabemos que el cerebro puede cambiar en la edad adulta, pero el problema urgente es aclarar si el videojuego es la causa o el efecto del cambio, y todavía no hay respuesta para ello”


Datos del estudio:



  • El estudio centrado en adolescentes de 14 años de edad señaló que los que juegan con frecuencia tienen un mayor “centro de recompensa” en su cerebro que los que juegan menos frecuentemente.


  • Los escáneres cerebrales mostraron que los que juegan durante más de nueve horas a la semana producen más dopamina, la cual genera una “sensación de placer”.


  • Producen aún más este tipo de sustancia química cuando pierden el juego. Lo mismo ocurre con los jugadores patológicos, la cual es precisamente la causa que les impide detenerse a pesar de perder continuamente. 


  • Los videojuegos también tienden a reducir el tiempo de decisión –una habilidad clave para ser bueno en ellos-, lo cual es también una característica de los jugadores.


  • Los investigadores no saben si son los juegos los que han provocado el cambio en la estructura cerebral, o si es que las personas nacen con esa diferencia en la estructura cerebral y eso las hace querer pasar horas jugando.

No obstante, este descubrimiento es un primer paso crucial en la comprensión sobre los videojuegos y las adicciones, señalaron los investigadores.


Para obtener el artículo completo ingrese a:
http://www.nature.com/tp/journal/v1/n11/full/tp201153a.html

Aránzazu Ibáñez