domingo, 20 de mayo de 2018

La importancia de la consciencia de la información emocional




"La consciencia de la información emocional ofrece flexibilidad en las respuestas,  que incluye la capacidad de modular y controlar las respuestas emocionales, adaptándolas a las metas del sujeto y el entorno social."



El problema del estudio de la emoción es debido a la diferencia que existe entre sus dos principales componentes. El aspecto que en sí es el más relevante, la experiencia emocional subjetiva y las reacciones fisiológicas unidas inexorablemente a ellasLa distinción actual entre procesos emocionales implícitos (que no dan lugar a una experiencia emocional consciente) y explícitos (que producen consciencia de los propios estados emocionales) está ayudando a entender la complejidad de los fenómenos emocionales. El hipocampo es imprescindible para el proceso de consolidación y almacenamiento de la información en la corteza cerebral.

La amígdala es una estructura fundamental para el procesamiento implícito (inconsciente) de la información emocional y de la formación de memorias emocionales implícitas, mientras que el hipocampo es imprescindible para que se pueda formar un recuerdo emocional explícito o consciente. Y lo que es más importante, estas dos formas de conocimiento  pueden funcionar de manera independiente.

Pruebas de procesos emocionales inconscientes en humanos


Öhman ha estudiado los procesos emocionales inconscientes durante mucho tiempo utilizando un procedimiento de enmascaramiento hacia atrás para probar  que se puede producir respuestas emocionales a estímulos que inducen miedo sin que exista percepción consciente de los estímulos (Öhman y cols. 2000). En este procedimiento se impide la percepción consciente de un estímulo diana presentando inmediatamente después un estímulo enmascarador cuando el intervalo de tiempo entre el comienzo del estímulo diana y el estímulo enmascarador ( el intervalo SOA o asincronía en el comienzo del estímulo ) es menor de 50 milisegundo. En estas condiciones experimentales, el estímulo enmascarador  bloquea la percepción consciente del estímulo diana. Con este procedimiento, el grupo de investigación de Öhman ha demostrado que se producen respuestas emocionales en personas con miedos fóbicos a algunos animales como serpientes o arañas, sin que perciban conscientemente los estímulos.

Una explicación del procesamiento emocional inconsciente la proporciona la investigación desarrollada por LeDoux (1996), en la que se ha identificado dos vías paralelas que transmiten información a la amígdala, una cortical y otra subcortical. 

- La vía subcortical va directamente del tálamo a la amígdala, por lo que llega la información a la amígdala rápidamente
- La vía cortical transmite información a la amígdala indirectamente, de forma lenta y multisináptica. Esta vía va del tálamo a la corteza sensorial, allí la información se procesa en distintas regiones corticales y después se proyecta de nuevo sobre la amígdala. 

A través de la vía subcortical directa, la amígdala procesa de un modo rápido los estímulos, asignándoles un significado emocional a nivel inconsciente y activando las respuestas emocionales automáticas e implícitas. 
La vía cortical realiza un procesamiento más elaborado del estímulo que da lugar a su percepción consciente. Al proyectarse esta información perceptiva de nuevo sobre la amígdala, permite integrarla con su significado emocional y modular las reacciones de la amígdala al estímulo.

Así según el modelo de LeDoux, mientras que el procesamiento emocional inconsciente depende de las estructuras subcorticales, principalmente la amígdala (al menos para los estímulos que suponen una amenaza para el individuo y producen reacciones de miedo), la experiencia emocional consciente requiere la participación de la corteza cerebral. Esta idea está recibiendo el apoyo de los estudios de resonancia magnética funcional en los humanos, que han mostrado que durante la experiencia emocional consciente se incrementa la actividad en regiones como la corteza cingulada anterior, la corteza insular y la corteza prefrontal medial (Lane, 2000). Estas regiones, como la amígdala, están interconectadas con la corteza orbitofrontal, por lo que estos hallazgos son acordes con el papel que se atribuye a la corteza orbitofrontal en la regulación del comportamiento a un nivel más complejo, que incluye la experiencia pasada del sujeto y su adaptación al contexto social.

Damasio ha señalado que: "la ventaja que proporciona la consciencia de las propias emociones es que permite que la información emocional se integre con los procesos cognitivos."

Para ello, la interacción entre las regiones de la corteza prefrontal orbitofrontal y dorsolateral, implica en el control ejecutivo de los procesos cognitivos, es fundamental. 


Bibliografía: 
- Damasio, A. (1996). El error de Descartes. Madrid: Crítica.
- LeDoux, J. (1999). El cerebro emocional. Barcelona: Planeta.
Arne Ohman, Anders Flykt, and Francisco Esteves. Emotion Drives Attention: Detecting the Snake in the Grass. Journal of Experimental Psychology: General 2001, Vol. 130, No. 3, 466-478
Enríquez de Valenzuela, P., Neurociencia Cognitiva, Ed. Sanz y Torres, s.l, Uned, 170-172.




lunes, 14 de mayo de 2018

La adolescencia, una etapa vertiginosa



"La adolescencia se define como “el período de la vida de una persona comprendido entre la aparición de la pubertad, que marca el final de la infancia, y el inicio de la edad adulta”. Desde el punto de vista de la neurociencia es un periodo de grandes oportunidades en el que de manera vertiginosa se producirán profundos cambios en la estructura y funciones del cerebro, con el añadido de una metamorfosis física y un aumento progresivo de demanda en el rendimiento cognitivo y conductual. Estos cambios marcarán las características esenciales del neurodesarrollo en dicha etapa..." [para seguir leyendo haz clic aquí ]

vía aula2.com












viernes, 4 de mayo de 2018

Marcador Somático


“Las emociones influyen en nuestros proceso de decisiones y razonamiento”


El modelo del Marcador Somático de Antonio Damasio trata de explicar el papel de las emociones en la toma de decisiones, su relación con las funciones ejecutivas y el papel de los lóbulos frontales. 





Esta hipótesis surge de la necesidad de explicar algunos hallazgos clínicos como la existencia de pacientes que, a pesar de tener conservadas su capacidad intelectual, su capacidad de razonamiento, el lenguaje, la memoria operativa y la atención básica, sus dificultades en la vida cotidiana son evidentes, presentando graves problemas en la toma de decisiones, en el dominio personal y social. Todos ellos suelen presentar lesiones en las regiones ventromediales de la corteza prefrontal. Son pacientes que presentan dificultades para expresar emociones y, fundamentalmente, una grave dificultad para tomar decisiones acertadas y adaptadas en su vida cotidiana. (Damasio, 1996; Damasio, Tranel, y Damasio, 1991, 1998)

Javier Tirapu et al. (2002) en su revisión recoge que cuando hablamos de toma de decisión se da por sentado que quien decide, posee conocimientos sobre la situación que requiere una decisión, sobre las distintas opciones de acción y sobre las consecuencias inmediatas y futuras de cada una de estas opciones. En este sentido, el marcador somático forzaría la atención hacia las consecuencias a las que puede conducir una acción determinada, funcionando como una señal de alarma automática ante lo inadecuado de algunas decisiones. Esta señal básicamente emocional puede llevarnos a rechazar inmediatamente el curso de la acción, con lo que nos guiará hacia otras alternativas. 

Los marcadores somáticos se cruzan con las funciones ejecutivas en el campo de la deliberación, ya que resultan fundamentales a la hora de tomar decisiones y resaltar unas opciones sobre otras. Si las emociones se relacionan con el cuerpo y estas emociones señalan caminos en las decisiones, de ahí el término de Marcador Somático.





Fuentes de información:
  • Damasio, A.R. (1996). El error de Descartes. Barcelona: Crítica.
  • Tirapu, J., Muñoz-Cespedes, J.M., Y Peligrín, C. (2002). Funciones ejecutivas: necesidad de una integración conceptual. Revista de Neurología, 34(7), 673-685.
  • Enríquez de Valenzuela, P., Neurociencia Cognitiva, Ed. Sanz y Torres, s.l, Uned, 277-278.


Recomendación: Tirapu, J., García, A., Ríos, M. y Ardilla, A. (2012). Neuropsicología de la corteza prefrontal y las funciones ejecutivas. Barcelona. Viguera.