martes, 2 de agosto de 2016

¡Entrena con frecuencia la memoria de trabajo!


La memoria es la capacidad de retener y de evocar eventos del pasado, mediante procesos neurobiológicos de almacenamiento y de recuperación de la información, básica en el aprendizaje y en el pensamiento. 


La memoria a corto plazo, memoria mediata, memoria de trabajo (MT) o funcional es la que guarda y procesa durante breve tiempo la información que viene de los registros sensoriales y actúa sobre ellos y también sobre otros. 









La práctica intensa de la memoria de trabajo incrementa la actividad de la corteza prefrontal y parietal del cerebro de la que depende y aumenta también las conexiones neuronales entre ambos hemisferios cerebrales. Este tipo de memoria participa en por lo menos dos procesos: 

– El control ejecutivo que hace referencia al mecanismo de procesamiento de la información. 
– El proceso de sostenimiento activo que constituye el concepto de almacenamiento temporal.


Para Baddeley la MT es un mecanismo de almacenamiento temporal que permite retener a la vez algunos datos de información en la mente, compararlos, contrastarlos, o en su lugar, relacionarlos entre sí. Se responsabiliza del almacenamiento a corto plazo, a la vez que manipula la información necesaria para los procesos cognitivos de alta complejidad. Para alcanzar estos procesos cognitivos de alta complejidad es preciso el desarrollo de una memoria de carácter sensitivo (sensaciones o emociones) durante los primeros años de vida y más tarde de otras, como la memoria de conductas y la memoria del conocimiento fruto de nuestras experiencias. Además, conforme nos desarrollamos, nuestra forma de organización va cambiando de un asociacionismo por continuidad y semejanza hasta el surgimiento de relaciones más abstractas, por ejemplo, de tipo categorial y alcanzando la evolución de los contenidos y de la estructura de dicho contenido. Por esta razón, la posibilidad de transferir la mejora en la capacidad de ejecución de una determinada tarea de memoria de trabajo a otra diferente no entrenada es mayor cuantos más procesos cerebrales estén comúnmente implicados. 


¿Cómo podemos estimular la memoria de trabajo?

  • Hay que procurar que en el momento de introducir los datos en nuestra memoria intervengan todos los sentidos posibles (vista, oído, olfato), evitando las interferencias externas e internas. 
  • Es importante aumentar nuestra capacidad de atención y concentración. Hay que definir de antemano o durante el mismo proceso lo que pretendemos memorizar, relacionándolo con otros conocimientos. 
  • Intentar realizar un proceso asociativo multisensorial de lo que queremos aprender o recordar. Por ejemplo, asociar el aprendizaje con imágenes, sonidos o sensaciones. 
  • Comprobar periódicamente nuestra capacidad de recordar, recuperando la información de forma fraccionada, de delante hacia atrás y viceversa.
También podemos realizar una serie de actividades como por ejemplo:
  1. Leer párrafos de cinco renglones, detenerse y recuperar los módulos de información más relevantes. Es lo que derivaría a un entrenamiento de la agenda visoespacial, un componente de la memoria operativa íntimamente vinculado con diferentes estructuras neuroanatómicas del hemisferio derecho del cerebro.
  2. Escuchar por unos segundos una grabación, detenerse y recuperar los módulos de información más relevantes para un entrenamiento del bucle fonológico. El bucle fonológico es el encargado de almacenar información de carácter verbal.
  3. Por último, ver y escuchar escenas  (por ejemplo un vídeo) en donde se sucedan situaciones secuenciadas, detenerse y recuperar la secuencia empleada para un entrenamiento del ejecutivo central. El subsistema ejecutivo central cumple funciones de dirección dentro de la memoria operativa.

Por último, recordar que materias como la filosofía o las matemáticas promueven la memoria de trabajo ya que están muy ligadas a la inteligencia fluida - la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos con independencia del conocimiento previamente adquirido.



Fuentes de información:

  1. Baddeley AD. Working memory. Philos Trans R Soc London B 1983; 302: 311-24. 
  2. José Andrés Ocaña, Mapas mentales y estilos de aprendizaje. ( Estrategias de aprendizaje),2010. Ed. Club Universitario. Pág. 55.


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