Inside Out, 2015. Pixar, Disney. |
"Las emociones determinan lo que somos, y destacan lo que
deseamos y lo que no deseamos ser. Los neurocientíficos han empezado a examinar
cómo el cerebro le da forma a las experiencias y recuerdos para generar el
amplio y variado repertorio de las emociones humanas."
Una de las áreas cerebrales más importantes que puede ser
afectada por
la emoción y el estrés es el hipocampo.
Este desempeña un papel
primordial en el aprendizaje y en la memoria. El hipocampo tiene una gran
concentración de receptores de glucocorticoides, que son las llamadas “hormonas
del estrés”; y también tiene receptores de mineralocorticoides que contienen
una enzima que metaboliza el cortisol. El hipocampo modula la liberación de
glucocorticoides por medio de su efecto inhibitorio sobre el eje talamohipófisis-adrenal.
Estos hallazgos señalan que "el hipocampo es una pieza
clave para integrar la respuesta cognitiva, neurohormonal y neuroquímica a la
emoción y al estrés."
El estrés continuo y las
experiencias tempranas adversas
¿pueden enfermarnos física y mentalmente?
La creencia
de que la mente desempeña un papel importante en la enfermedad física se
remonta a las épocas más remotas de la medicina. Las sustancias químicas producidas por las células
inmunes envían señales al cerebro, el cual a su vez, envía señales para actuar
sobre el sistema inmune; es decir que estas sustancias químicas influyen sobre
el comportamiento y la conducta de las personas. Cualquier interrupción o
anormalidad en esta red de intercomunicación (por los fármacos, las sustancias
tóxicas, el estrés, etc.) altera la homeostasis entre estos sistemas y aparecen
procesos infecciosos, inflamatorios y autoinmunes, trastornos afectivos,
síndrome de fatiga crónica y otros. El sistema inmunológico responde automáticamente
a los patógenos y a las moléculas extrañas. Generalmente se considera al cerebro como el centro de
mando que recibe y envía señales eléctricas bajo ciertos patrones. En contraste,
el sistema inmune está descentralizado, y los diferentes órganos que lo
componen (bazo, médula ósea, timo y ganglios linfáticos) están diseminados por
todo el organismo. Este sistema inmune interviene vía torrente sanguíneo para proteger
al organismo de los patógenos que pueden producir diferentes enfermedades. Sin
embargo, el sistema nervioso central y el sistema inmune son más similares que
diferentes, sobre todo en su manera de recibir, reconocer e integrar las señales
del ambiente exterior. Ambos sistemas tienen elementos sensoriales que reciben
información del exterior y de otras partes del organismo, así como elementos
motores que producen la respuesta apropiada.
El cerebro tiene capacidad para crear nuevas
memorias y adaptarse a ciertos fenómenos adversos, como la enfermedad.
Esta plasticidad es la que le permite crear nuevas conexiones y perder otras.
El equilibrio bioquímico del cerebro nos predispone a reaccionar en formas variables
a los diversos acontecimientos externos, de acuerdo con la estructura biológica
disponible. El cerebro y el sistema inmune tienen una intercomunicación vital
que también incluye al sistema neuroendocrino, aunque el sistema inmune continúa
siendo un misterio. La comunicación entre estas tres vías es a nivel de
moléculas químicas. Intervienen también los neurotransmisores producidos por el
cerebro, las hormonas producidas por el sistema endocrino y unas sustancias químicas
llamadas citocinas, producidas por el sistema inmune.
Fuente fotografía: CIRCUITO ALEPH |
Las citocinas son un
grupo de proteínas,
también llamadas hormonas del sistema inmune.
Son
secretadas por varias células que actúan como señales entre unas y otras células
para regular la respuesta inmune a una lesión o a una infección. Su interacción
fisiológica mantiene la homeostasis para conservar la salud física y,
probablemente, la mental, pues su interacción patológica puede desencadenar una
variedad de enfermedades: alergias, infecciones y, tal vez, trastornos
mentales.
Las citocinas se han relacionado con varias actividades
cerebrales incluyendo las actividades inmunológicas, neuroquímicas, neuroendocrinas
y conductuales. Sus efectos neuroquímicos son, entre otros, el incremento de
los metabolitos de la serotonina y norepinefrina. Sus efectos conductuales son
específicamente adaptativos y pueden interpretarse como un mecanismo para
mantener la homeostasis: aumentar el sueño, la somnolencia, la fatiga,
disminuir el apetito y el deseo sexual. Actualmente los científicos suponen que
cuando este sistema molecular sufre cierto desequilibrio, puede llegar a
inducir una enfermedad inflamatoria, como la artritis reumatoide, o un
trastorno mental, como la depresión.
El cortisol también es un potente anti-inflamatorio e
inmunoregulador.
De |
El cortisol evita
que el sistema inmunológico reaccione excesivamente ante algún evento adverso y
dañe células y tejidos sanos. Una vez puesto en la circulación, el cortisol
inhibe la secreción la hormona liberadora de la
corticotrofina (HCL) por el hipotálamo mediante el mecanismo de
retroalimentación. La sobreproducción o la subproducción de cortisol puede
traer consecuencias desastrosas, es decir, puede causar la hiperactividad o la
hipoactividad del sistema inmune, respectivamente. Las neuronas hipotalámicas
que producen HLC también llegan a otras estructuras cerebrales, como el locus
coeruleus y la amígdala, que controlan las conductas relacionadas con el miedo.
De esta forma, la HLC y el cortisol vinculan la respuesta inmune del organismo
y la regulación cerebral de la respuesta al estrés.
"Cada ser humano tiene su propio nivel de respuesta al
estrés, que está, probablemente, predeterminado genéticamente. La combinación
de los genes con las experiencias tempranas puede regular la respuesta
individual al estrés."
Fuente de información:
Heinze, Gerardo, Mente-cerebro: sus señales y su repercusión en el sistema inmunológico
Salud Mental, vol. 24, núm. 1, febrero, 2001, pp. 3-9
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz
Distrito Federal, México.
Available in: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=58212402
ISSN: 0185-3325
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