En mi publicación “Mente sana, en cuerpo sano”
concluí el texto nombrando la hormona B-endorfina y con este nuevo texto
quiero volver hacer hincapié en la importancia que ésta tiene para el equilibrio humoral y psíquico y más en la adolescencia.
La beta endorfina es una sustancia química que se genera usualmente durante las actividades físicas y produce una elevación importante del nivel de endorfinas y de
dopamina en nuestro organismo. Podríamos decir que, además de los buenos efectos que
tiene el entrenamiento aeróbico sobre el sistema cardiopulmonar, el sistema
circulatorios y sobre el sistema inmune, la actividad física y en general el
entrenamiento es muy recomendable para mantener el equilibrio
humoral y psíquico. Por esta razón, las endorfinas podrían denominarse "las moléculas de la felicidad", porque son las que permiten a las
personas disfrutar de la vida, sentirse deleitados por muchas cosas y resurgir
con facilidad de las crisis personales sin demasiadas cicatrices emocionales.
Fuente imagen: actualpsico revista |
Las endorfinas son neurotransmisores químicos que se forman en
la hipófisis (glándula ubicada en la base del cerebro) y que presentan una
estructura muy parecida a los opioides (opio, morfina, heroína) pero sin sus
efectos negativos. En el tálamo y en el núcleo calloso del cerebro se
encuentran los receptores opiáceos, que al ser estimulados por los opioides interfieren en las
señales de dolor corporal y en las emociones, provocando una sensación de
bienestar.
"Las endorfinas tienen dos funciones principales,
la primera de ellas es facilitar la comunicación entre neuronas y la segunda
actuar como analgésico ante el dolor. Las endorfinas activan los centros de placer del
cerebro y a su vez actúan como analgésicos
endógenos inhibiendo la
transmisión de dolor al mismo. En consecuencia, las endorfinas son en gran parte responsables de la sensación de bienestar que percibimos tras realizar deporte y
también por este motivo se conocen como las hormonas de la felicidad o de la
alegría".
La hipótesis de las endorfinas es la explicación de base fisiológica más
popular sobre las ventajas derivadas del ejercicio físico. No todos los
estudios la respaldan, pero el peso de la evidencia parece defendible. El
cerebro, la hipófisis y otros tejidos producen diversas endorfina que pueden
reducir la sensación de dolor y producir un estado de euforia. Parece probable
que la mejora en el bienestar que sigue al ejercicio físico se deba a una
combinación de mecanismos psicológicos y fisiológicos. Hasta el momento, la mayoría de estudios que han investigado la
relación entre el ejercicio físico y las disminuciones en los niveles de
depresión y ansiedad han sido correlacionales y parece que el ejercicio está asociado a cambios positivos
en los estados de ánimo (Weinberg & Gould, 1996). La
inmensa mayoría de las investigaciones que estudian la relación entre ejercicio
físico y bienestar psicológico han utilizado los ejercicios aeróbicos demostrando que el ejercicio ha de tener la suficiente duración e intensidad
para que produzca efectos psicológicos positivos.
La adolescencia es, después de la niñez, la
segunda etapa más vulnerable del ciclo vital y en donde se adquieren la mayoría
de los hábitos que pueden tener consecuencias para la salud a largo plazo. Tenemos que persuadir a los jóvenes para que eviten conductas de riesgo tales como el tabaquismo, sedentarismo,
malnutrición y consumo de drogas adictivas, entre otras, ya que sus repercusiones biológicas y psicosociales son altamente negativas. Hay que motivarles para que realicen más actividad física y deporte; qué los jóvenes comprueben lo beneficioso que es para su salud, autoestima y desarrollo cognitivo realizar actividades físicas, además de sentirse bien gracias a las "endorfinas". Es importante promover formas de vida saludables dirigidas a los adolescentes porque aunque las
conductas de riesgo pueden ser potencialmente prevenibles en la adolescencia
temprana, se observa en los últimos años y a nivel mundial una franca tendencia al
aumento, siendo un motivo de preocupación para todos.
Por otro lado, dentro del marco de la neuropsicología se han
realizado investigaciones que evidencian los beneficios de la actividad física a
nivel neurológico. El entrenamiento cognitivo y motor que implica el deporte
produce modificaciones selectivas y transitorias en la sustancia gris y en la
sustancia blanca, tanto en jóvenes como en adultos (Draganski, Gaser,
Kempermann, Kuhn, Winkler, Buchel & May, 2006; Driemeyer, Boyke, Gaser,
Büchel & Haggi, 2009). La intensidad y la frecuencia de la práctica deportiva
constituyen factores importantes en la determinación de las modificaciones
anatómicas del cerebro (Gaser & Schlaug, 2003; Jancke et al., 2009). En
esta misma línea, se ha demostrado que la actividad física produce la
liberación de endorfinas, serotoninas, dopamina y noradrenalina. Las
endorfinas, especialmente, actúan sobre el cerebro, produciendo disminución de
los niveles de ansiedad, depresión y estrés, dando lugar a una sensación de
bienestar (Salvador, Suay, Martínez, González, Rodríguez & Gilabert, 1995).
Esto contribuye a la aparición de mejorías en determinadas psicopatologías
relacionadas con dichos síntomas, constituyendo un factor neuroprotector.
"A
partir del descubrimiento de que los niños que practican regularmente algún
deporte presentan un mejor desarrollo cognitivo que aquellos que no lo hacen
(Sibley & Etnier, 2002; Stone, 1965 en Ramirez et al., 2004; Vail, 2006),
se comenzaron a realizar diversas investigaciones orientadas hacia el estudio
específico de la relación entre a actividad física y el rendimiento académico (Kudlow
et al., 2010; Manzano, 2006; Ramirez et al., 2004; Vial, 2006; Vallejo &
Restrepo, 1999)". La estimulación cognitiva que deriva de la
actividad física favorece la capacidad de concentración y atención de los niños
en edad escolar en tanto que aumenta los niveles de activación del organismo. Estos son datos a tener en cuenta durante la adolescencia debido a que en esta etapa se producen grandes cambios como, por ejemplo, aquellos que tienen que ver con la corteza prefrontal y la regulación de la conducta. [La corteza prefrontal y la regulación de la conducta adolescente.]
Los jóvenes que practican algún deporte fuera del programa curricular
presentan niveles más altos de concentración, mejor autoestima y comportamiento
optimizando su desempeño académico e incluso en algún estudio se sostiene que "los niños con
mejor estado físico y salud, en términos generales, se encuentran en mejores
condiciones para enfrentar procesos de aprendizaje (Ramirez et al., 2004; Vail,
2006)". Haciendo hincapié en la mejora cognitiva gracias al deporte "hay un estudio de un grupo de investigadores de la
Universidad de Illinois (Castelli, Hillman, Buck & Erwin, 2007) que comparó, en una muestra de niños de 8 a 10 años, su estado físico con la puntuación
obtenida en cinco o siete pruebas cognitivas. A su vez compararon el estado
físico de los niños con sus notas de matemáticas y lectura en una prueba
elaborada por ellos (Illinois Standard Archievment Test). A partir de los datos
obtenidos concluyeron que existe una correlación positiva entre la actividad
aeróbica y las puntuaciones obtenidad en matemáticas". En esta misma línea, "Geron
(1996 en Ramirez et al., 2004) y Mitchel (1994 en Ramirez et al., 2004) encontraron
que la capacidad rítmica y la sincronización que ejercita la actividad física,
se encuentra asociada a mayores logros a nivel académico, especialmente, en el
caso de las matemáticas y la lectura".
En términos generales, la actividad física favorece el desarrollo de la coordinación,
la capacidad mnésica, las habilidades motoras implicadas en la grafomotricidad,
el razonamiento abstracto, la inhibición de estímulos irrelevantes y la
imaginación (Manzano, 2006) y más alla de los beneficios a nivel neurológicos y
cognitivos, la actividad física y el deporte ofrece a los niños y adolescentes un espacio en
el cual despejarse, socializarse y obtener logros, contribuyendo al desarrollo de se autoestima y autovaloración.
"Existen cada vez mayores evidencias de las relaciones entre la actividad física y la salud (Fentem, Bassey y Turnbull, 1998; Bouchard, Shephard, Stephens, Sutton y McPherson, 1990), hasta el punto de considerar la propia inactividad como un factor de riesgo para las enfermedades modernas (Powell, Thompson, Caspersen y Kendrick, 1987; Tittel e Israel, 1991)". Cuando se habla de jóvenes es imprescindible hacer referencia a la escuela como centro clave para la promoción de la salud en estas edades pero, sin embargo, debido al limitado tiempo de que dispone esta asignatura dentro del currículum escolar, la consecución de este objetivo se ve dificultada. Por ello, se debe plantear un trabajo conjunto entre la familia y comunidad; es muy positiva la relación entre los adolescentes y los agentes socializadores a la hora de hacer deporte y esta influencia favorece el desarrollo de comportamientos saludables y en conjunto, la felicidad del adolescente.
Aránzazu Ibáñez
Fuentes de información:
- Marta Turroja Serra "Adicción a las endorfinas", actualpsico revista
- Beneficios psicológicos de la actividad física y deporte, seranil.com
- María Florencia Pinto "El impacto del deporte en la promoción del desarrollo cognitivo de los niños..." [ http://www.aacademica.com/000-052/312.pdf ]
Muy buen artículo, la actividad física es muy importante, no en balde en esa época de la vida, los jóvenes están llenos de energía y dispuestos a crecer en todos los sentidos, la vida moderna y el desapego, así como la falta de observación de los padres son factores que provocan que se desaproveche esta gran capacidad de crecer física e intelectualmente.
ResponderEliminarGracias Humberto, muy amable por tu aportación a este artículo. Como bien dices, es muy importante la armonía física e intelectual durante el proceso de desarrollo adolescente.
EliminarUn saludo,
Arancha.