Para evitar un castigo, obtener un beneficio o incluso para ser socialmente
aceptados. Cuando un niño entra en la adolescencia y comienza a actuar con
evasivas con la intención de conseguir más espacio para crecer, parece
ser más propenso a mentir tanto cuando cuenta mentiras de forma deliberada como cuando omite aquello que los padres necesitan saber acerca de sus actos.
Pero esta "salida fácil" resulta ser muy cara con el
tiempo sobre todo para los adolescentes que están inmersos en una profunda
mentira de la que se sienten atrapados, en un mundo de deshonestidad y
manipulación.
Es fundamental explicar a estos jóvenes el alto coste que supone la
mentira:
1- Ser mentiroso lesiona aquello que se ama. Los padres pueden
sentirse heridos por el abuso de confianza y acaban fuera de control.
2- Mentir es un juego de azar, se gana hasta que nos
pillan y entonces las consecuencias de la mentira se duplican.
3- La mentira complica la vida del adolescente ya
que el mentiroso tiene que vivir con dos versiones de
realidad. Mantener la distinción entre ambas realidades se complica incluso
haciendo que la persona viva en una doble vida.
4- Otro aspecto muy destacado es que el mentiroso tiene miedo. Ocultando la verdad, los mentirosos
viven en la clandestinidad. Se encuentran atrapados sin salida porque no saben
hasta cuándo estos podrán mantener su mentira y viven con el temor de ser descubiertos.
5- Se sienten fuera de control. Encubrir una mentira
con otra hace que pierdan el registro de todas las mentiras que han dicho y ello dificulta su vida para mantenerse en la realidad.
6- El mentiroso se daña a sí mismo. Viven la vida con cobardía ya que carecen de valentía. Cada vez que niegan
la verdad, hacen que su autoestima decaiga mucho.
7- Acaban siendo jóvenes solitarios para evitar ser descubiertos y llegan a ser aislados por sus
amigos debido a que vierten sobre ellos mentiras de manera deliberadas.
8- Cuanto más a menudo se dice una mentira, más
probabilidades hay de que uno se la crea. Los mentirosos empiezan por engañar a
los demás, pero terminan engañando a sí mismos.
9- El mentiroso se cree astuto y presupone que los demás son ingenuos o estúpidos pero la mayoría de las
mentiras no se sostienen. No son tan inteligentes como ellos piensan que son.
10- Gastan tanta energía, atención y esfuerzo para mantener una farsa que viven
estresados y bajo mucha tensión. Al final, acaban
sintiéndose aliviados al ser descubiertos.
Cualquiera que sea la razón del adolescente, los padres deben tratar este
tema muy en serio. La calidad de vida familiar depende de una buena comunicación y la mentira erosiona esa calidad con un
efecto devastador.
No puede darse la confianza sin la
verdad y la intimidad sin la honestidad. Al no haber sinceridad, desaparece la
seguridad y... hay que recordar
que, todo puede comenzar con una pequeña mentira.
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