La amígdala juega uno de los papeles más importantes en el proceso emocional. Esta actúa como un sistema preatencional que detecta los estímulos de recompensa, ambiguos o de miedo de forma muy temprana. Detecta y aprende las señales de peligro potenciales y genera respuestas fisiológicas y conductuales a estos estímulos. Este procesamiento lo realiza de forma automática e inconsciente.
La adolescencia es una fase crucial en el desarrollo de los circuitos neuronales relacionados con el comportamiento y la afectividad.
Los especialistas tratan de desentrañar cómo la estructura cerebral influye en la actitud de los jóvenes problemáticos. Investigadores australianos y estadounidenses han identificado regiones del encéfalo cuya forma y tamaño están directamente relacionados con la agresividad típica de esta etapa de la vida, en la que suelen surgir conflictos familiares, sobre todo con los padres.
Los resultados del estudio, dirigido por el Centro de Neuropsiquiatría dela Universidad de Melbourne y publicado en «PNAS», sugieren que los adolescentes con mayores amígdalas se enfrentan con más agresividad a sus progenitores. Al revisar los datos obtenidos, con 137 voluntarios adolescentes, concluyeron que existe una relación directa entre la forma y el volumen de varias partes del cerebro y la agresividad.
Los especialistas tratan de desentrañar cómo la estructura cerebral influye en la actitud de los jóvenes problemáticos. Investigadores australianos y estadounidenses han identificado regiones del encéfalo cuya forma y tamaño están directamente relacionados con la agresividad típica de esta etapa de la vida, en la que suelen surgir conflictos familiares, sobre todo con los padres.
Los resultados del estudio, dirigido por el Centro de Neuropsiquiatría de
Adolescencia: Amigdala por raulespert
Fuente de información:
http://www.dailymotion.com/
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