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martes, 26 de febrero de 2013

La longevidad del cerebro




“Un cerebro que conoce es diferente de un cerebro ignorante” Wolf Singer, neurobiólogo y Director del Instituto Max Planck para la Investigación del Cerebro .






Según este científico, el genoma actúa siempre en relación con el entorno en el que se encuentra, y lo mismo ocurre con el cerebro, que durante su desarrollo -fundamentalmente desde el nacimiento hasta la pubertad- va estableciendo nuevas conexiones afectado por la influencia del entorno, formándose así la arquitectura cerebral

Para que se construya esta obra de ingeniería informática que permite al cerebro realizar funciones cognitivas complejas con enorme rapidez, muchas neuronas van a morir. El cerebro sacrifica parte de su dotación de células eléctricamente excitables (las que se transmiten información unas a otras a través de la sinapsis) 

Sin embargo no envejecemos porque mueran más neuronas; el inicio del deterioro cognitivo fisiológico se debe a que las redes de comunicación que se han establecido a lo largo de la vida empiezan a perder contactos, las telarañas de circuitos encogen, diez neuronas ya no se conectan con diez, sino con ocho, luego con seis y así sucesivamente. Pero, ¿Por qué? Si no existen errores de replicación en el cerebro, ¿qué causa esa pérdida de asociaciones?


Al parecer lo que envejece el cerebro es la acumulación de material de desecho en el aparato mitocondrial (una especie de central energética sostenible) que hay en cada célula

Por otro lado, son muy importantes para la formación de cerebro las experiencias de la niñez ya que son las que establecen los circuitos del cerebro. Estas experiencias son tan poderosas que “pueden cambiar completamente la futura forma de ser de una persona”, en palabras del neurobiólogo pediátrico Harry Chugani, de la Universidad Estatal Wayne.

Otro investigador, Jim Mortimer nos habla en sus trabajos de la “reserva cerebral”, según la cual un cerebro puede adquirir una mayor o menor ”reserva” según el modo en que se desarrolle desde su infancia y aún antes. Esta reserva significa que el cerebro tiene la capacidad de establecer más conexiones nerviosas nuevas que puedan compensar daños o lesiones sufridos por el mismo. Es más, las actividades que requieren esfuerzo intelectual no sólo refuerzan las sinapsis de las neuronas y crean asimismo nuevas sinapsis, sino que además estimulan la formación de nuevas neuronas en las zonas cerebrales responsables de la memoria y el aprendizaje.

Neurogénesis,
formación de nuevas neuronas.










El reconocido investigador y actual director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Miguel Hernández-CSIC, Juan Lerma resalta la importancia que tiene ejercitar la mente para mantener en buenas condiciones el cerebro. No hacerlo, explica, lleva a las personas al declive y al probable desarrollo de patologías.


Sobre la importancia que tiene ejercitar la mente para una mejor longevidad de nuestro cerebro podemos fijarnos en el estudio longitudinal realizado por el Dr. David A. Snowdon en el que se siguieron 678 miembros de las Hermanas Educadoras de Notre Dame mayores de 75 años y se centró en la hipótesis del porqué en estas mujeres había un índice de demencia senil y otras enfermedades mentales muy inferior a la media

La respuesta fue que "las monjas de Mankato" hacían todo lo posible para mantener la mente ocupada en su vida cotidiana. Según Snowdon, el estímulo diario revitaliza los conectores del cerebro, que tienden a atrofiarse con la edad, haciendo que se ramifiquen y creen nuevos vínculos. "Aprender siempre".  





Aunque nuestra materia gris empieza a envejecer a los 30 años, un aprendizaje constante permite mantener la agilidad. Para ello debemos procurar a la mente ejercicios y nuevos desafíos. De esta manera, el ejercicio del intelecto estimula el desarrollo del cerebro de manera que se puedan compensar de alguna manera cambios patológicos como los que se producen enfermedades como el Alzheimer.





Y no solo el ejercicio del intelecto sino también el ejercicio físico que ayuda a tener un cerebro bien irrigado para mantener en buen estado las conexiones entre las neuronas, que son esenciales para el pensamiento. 








Otra aspecto a tener en cuenta es una buena alimentación
El consumo de alimentos ricos en antioxidantes –frutas y verduras, legumbres, frutos secos, té verde– no sólo ayuda a prevenir el cáncer, sino que neutraliza esos temidos radicales libres que envejecen el cerebro.



Y que decir del "mantener la calma y dormir lo suficiente" pues también irían de la mano en la labor de cuidar nuestro cerebro en su camino hacia la longevidad. Jeansok Kim, un investigador de la Universidad de Washington, asegura “que el estrés puede dañar los procesos cognitivos como el aprendizaje y la memoria”. En especial, el estrés crónico debilita la región del cerebro denominada hipocampo, donde se forma y consolida la memoria. 


Otro estudio llevado a cabo en Harvard con estudiantes de matemáticas demostró que un buen descanso nocturno duplicaba la capacidad de los participantes para resolver problemas planteados el día antes. Esto se debe a que, mientras dormimos, el cerebro se mantiene activo y tiene tiempo de sintetizar lo que ha aprendido con anterioridad.





Para finalizar, reír y aprovechar las experiencias también ayuda a nuestro cerebro.

El humor estimula la generación de dopamina, una hormona y neurotransmisor que nos hace “sentir bien”. La risa nos ayuda a relativizar nuestras preocupaciones, con lo que evitamos que nuestra mente se ancle.



“Sólo la alegría es garantía de salud y longevidad”
decía nuestro Premio Novel de Medicina de 1906, Santiago Ramón y Cajal.

Y la experiencia aporta madurez; atesoramos un archivo con millones de situaciones que nos proporcionan criterio para afrontar problemas y aprender de los errores.


Por Aránzazu Ibáñez

Fuentes de información:

Psico Press. Psicología y psiquiatría.
http://medicablogs.diariomedico.com/psicopress/tag/celulas-cerebro/

Cuadernos de Caum
Resumen comentado de 678 monjas y un científico de David Snowdon
http://www.caum.es/CARPETAS/cuadernos/cuadernospdf/libro6/678%20monjasyuncientifico.pdf

Blog Ajedrez y Psicología
Las 7 claves de un cerebro joven (William Speed)
http://www.ajedrezypsicologia.com/las-7-claves-de-un-cerebro-joven/

miércoles, 11 de enero de 2012

Dormir mal y poco durante la adolescencia puede causar problemas importantes en el cerebro

Este es un tema que ya he tratado en el blog pero vuelvo a recalcar la importancia que supone domir bien durante la etapa de la adolescencia.

Estar conectado electrónicamente se ha convertido en una actividad ubicua que conduce a los jóvenes a desvelarse de manera rutinaria. El límite entre la noche y el día tiende a desaparecer y el tiempo de dormir cada vez se vuelve más escaso.

Estudios científicos recientes demuestran que la falta de sueño sostenida durante la adolescencia puede tener consecuencias negativas en el desarrollo del órgano pensante. La adolescencia es una etapa en la que el cerebro se desarrolla aceleradamente y en la que suceden cambios importantes en su funcionamiento y estructura. Las consecuencias de dichas modificaciones suelen ser de largo alcance. Por ejemplo, la mayoría de las enfermedades mentales, como esquizofrenia y depresión, comienzan a manifestarse en esa época de la vida.

Las conexiones neurales (sinapsis), la eficiencia y desempeño de miles de millones de células del cerebro dependen de varios factores como son la estimulación sensorial, intelectual y emocional, la buena alimentación, la calidad de las experiencias vividas, los rasgos hereditarios, entre otros.

La investigación científica ha encontrado que la restricción prolongada del dormir evita el crecimiento y la regulación equilibrada de estas sinapsis. Si alguien pierde muchas horas de sueño durante la adolescencia puede dañarse de manera permanente el cableado de los circuitos neurales, de los que dependen funciones mentales tan necesarias como la memoria, la atención, el cálculo, las percepciones o el raciocinio.

Como por razones bioéticas no resultaría adecuado someter a un grupo de jóvenes humanos a periodos prolongados de vigilia para ver qué sucede en su cerebro, los investigadores utilizan ratones adolescentes para realizar este tipo de experimentación. Con este fin, se han estudiado ratones que permanecen despiertos de manera espontánea, ratones a los que se les permite dormir libremente y otros más a los que se mantiene despiertos a la fuerza.

Resulta impresionante constatar que con tan sólo ocho a 10 horas de insomnio es posible observar al microscopio cambios en el crecimiento y en la retracción de las sinapsis. Es decir, que con periodos relativamente cortos en que se interrumpe el acto fisiológico de dormir, se puede afectar considerablemente el número de conexiones formadas o eliminadas del cerebro adolescente.

Ya antes se había observado, en ratones adultos, que las sinapsis se debilitaban y acortaban según las horas de sueño, pero con estos nuevos estudios puede suponerse que durante el proceso de dormir el cerebro se prepara para que al despertar se fortalezcan las sinapsis cerebrales en respuesta a los estímulos derivados de las experiencias y del aprendizaje. Por lo tanto, la deprivación prolongada del sueño es un obstáculo para un buen desarrollo mental.

Todo apunta a que dormir bien sí hace una diferencia en los cerebros adolescentes, aunque la prueba científica -por el momento- provenga sólo de ratones de laboratorio.

¡Animo a todos los jóvenes para que respeten su rutina de dormir de manera adecuada y durante las horas necesarias con el objetivo de mantener unas neuronas saludables durante la madurez!

Aránzazu Ibáñez

Fuente
http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2012/01/09/insomnio-adolescente