La Dra. Moratalla -catedrática de Bioquímica y Biología Molecular- y Enrique Sueiro -Dr. en Comunicación Biomédica-, ambos profesores de la Universidad de Navarra, en un artículo reciente, "Cerebro adolescente: de aislarse a intimar", publicado en Diario de Noticias (Pamplona), sostienen que:
"Se ha establecido un patrón funcional y del desarrollo del cerebro que muestra las diferencias naturales en la maduración de las chicas y los chicos. Este fenómeno se debe a que las hormonas de la pubertad se producen a edades diferentes y de forma distinta: cíclica en ellas y continua en ellos. Madurar conlleva transformaciones emocionales, mentales, psicológicas y sociales en las que influyen las hormonas sexuales cuya concentración se incrementa con la pubertad. Aumenta el interés por la actividad sexual, se experimentan cambios en la motivación, los impulsos y las emociones".
Por otra parte, continúan los autores: "Se establecen los circuitos que permiten la memoria autobiográfica, imprescindible para formar la propia identidad.
Se despierta el querer saber quién soy y cómo soy.
En general, en las chicas,
- su cerebro se hace muy sensible a los matices emocionales de aceptación o rechazo.
- Priorizan relacionarse socialmente, agradar y gustar al sexo opuesto.
- Conversaciones para compartir su intimidad relajan su estrés, gracias a que los estrógenos activan la liberación de dopamina -hormona de la felicidad- y de oxitocina -hormona de la confianza-, que a su vez alimenta ese impulso en busca de intimidad.
- el aumento de testosterona facilita querer aislarse.
- Esta hormona reduce su interés por el trato social, excepto en lo relativo al deporte y al sexo.
- La vasopresina les permite gozar con la competitividad y desear mantener su independencia.
- Necesitan jerarquía masculina.
- En ellos se acusa más la temeridad, tan característica en esta edad, porque conceden más expectativas a los beneficios que a los riesgos".
Según Francisco M. González, orientador familiar del CEYOFT
"Este funcionamiento del cerebro va a ser la base de la estructura corporal y de su desarrollo como adulto, pero ¿quiere esto decir que la conducta de los adolescentes o del adulto es pura bioquímica? ¡No! Porque la maduración del cerebro puede seguir su dirección y ritmo naturales, o cambiar por el impacto de experiencias con personas, situaciones o conductas. El establecimiento y la regulación de los circuitos cerebrales lo modelan precisamente el ambiente, la educación y la propia conducta".
Aránzazu Ibáñez
Fuente:
Francisco M. González,
orientador del Centro de Estudios y Orientación Familiar de Tenerife
EL DIA.ES (periódico digital)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.