Según un informe realizado por Keepunto, nueva plataforma online educativa dirigida a adolescentes de entre 14 y 24 años que fomenta la cultura del esfuerzo,
"los adolescentes marcan el consumo familiar y gastan 4 veces más de su paga mensual en ropa, alimentación y tecnología".
"los adolescentes marcan el consumo familiar y gastan 4 veces más de su paga mensual en ropa, alimentación y tecnología".
"Según constata dicha radiografía, los adolescentes son marquistas para integrarse e infieles por naturaleza. La marca consumida favorece la admisión o no a un grupo concreto. El adolescente tiene un fuerte sentimiento de pertenencia y aunque son, por naturaleza, infieles, esta infidelidad va desapareciendo con la edad cuando el adolescente encuentra la marca que le satisface.
Para los adolescentes consumir es importante y necesario, pero no está a su alcance en la medida que desearían. Este aspecto provoca sentimientos de frustración, ya que es una de las cosas que más les gusta realizar y no la ponen en práctica por falta de dinero.
Los adolescentes aspiran a parecerse a los grupos de edad que están justo por encima de ellos, por lo que esto se refleja en su consumo de ropa y complementos".
En conclusión, la moda ha sido definida como:" una carrera de obstáculos preparada para que las personas no consigan realmente tener una imagen positiva de sí mismas"; la moda no puede permitirse que las personas se encuentren realmente a gusto consigo mismas, porque si así fuera no tendríamos necesidad de cambiar. Hoy en día la publicidad intenta que compremos determinadas marcas no por lo que es sino porque son las que consumen las personas con las que nosotros nos identificamos o las personas a las que nos gustaría parecernos.Todos los adolescentes se identifican con gente hermosa y exitosa y asocian con los productos que estos consumen, como un manera de parecerse a ellos. La finalidad última de la publicidad y marketing es convertirnos en consumidores de absolutamente todo y este consumismo se sirve de nuestro deseo por tener las cosas cotidianas, las que hay a nuestro alrededor y que se consideran socialmente deseables. Se valora al que más tiene, no importa si esto afecta a las relaciones interpersonales. Nos hemos acostumbramos a la palabras más y ya , el ahora.
Es importante tener en cuenta que el consumismo es mucho más que una actitud, puede convertirse en una adicción, en una obsesión o incluso en una enfermedad y lleva a los más jóvenes a sobrevalorar todo lo posible y a no sentirse satisfechos con nada, al mismo tiempo que desarrolla en ellos un rechazo hacia el esfuerzo y el sacrificio.
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