jueves, 2 de febrero de 2012

Charles Dickens, adolescentes y principios éticos

Este año se cumple el bicentenario del nacimiento del escritor Charles Dickens (7 de febrero de 1812 - 7 de junio de 1870) y lo celebro publicando en mi blog esta entrada sobre una de sus obras más famosas Oliver Twist.

Charles Dickens con la obra "Oliver Twist" da inicio a la literatura dedicada especialmente a los adolescentes.  Oliver Twist es una de las novelas más célebres de la literatura universal. Fue escrita entre 1837 y 1839 y se presenta en ella un cuadro de la sociedad inglesa de la época victoriana. Todas las obras de Dickens son un vehículo para la moral con respecto al sistema económico y social de esa época en Gran Bretaña.

Esta novela posee un marcado componente autobiográfico y relata las aventuras de un niño que debe desenvolverse en un mundo inhóspito, donde tanto la bondad como la maldad son el pan de cada día; pero también demuestra que si se tienen principios éticos sólidos, es posible revertir el infortunio y alcanzar mejores condiciones de vida. Es una hermosa y sensible historia, cuyos personajes reflejan la problemática social que realmente está presente en todas las épocas de la historia.

El adolescente a lo largo de la historia ha tenido que enfrentarse a la tarea de salir adelante como individuo y saber desenvolverse en el ámbito familiar y social. Dentro de su sociedad, el adolescente ha pertenecido y sigue perteneciendo a grupos de pares donde generalmente se rigen por un código. Este código es sencillamente un conjunto de reglas que se organizan según los intereses del grupo. Dentro de estos códigos pueden haber, entre muchos otros, códigos de moral, de vestimenta, comportamiento y de formas de hablar. Dentro de estos códigos está contemplada la forma como un individuo se valora o se ve a si mismo y como asume sus responsabilidades frente a otras personas.

Dentro del código de grupo también existe la ética, que se define como las reglas y obligaciones morales por las cuales debe regir cada persona su conducta. Pero como cada individuo tiene una manera diferente de apreciarse a sí mismo, al mundo que lo rodea y las personas que interactúan con él, se puede decir que la jerarquía e importancia de los valores dependerán de cada persona.
Los valores son como una brújula que orienta la conducta de las personas. Entre los principales valores morales se pueden citar la honestidad, la generosidad y el respeto.

Por otro lado, el adolescente fija su atención en alguien que personifique en su vida, su carácter y sus valores. No es de extrañar entonces, que considere a tal persona como la encarnación de un orden de valores, e imite su ejemplo. Esta persona puede ser un profesor, un compañero mayor, o una persona admirada y llega a tener gran importancia para el desarrollo del joven. El éxito obtenido dependerá, en parte, de la influencia activa ejercida por esta persona ya que el mundo a través de él; lo imita en lo grande como en lo pequeño y puede llegar hasta a imitar hasta sus gestos. Hay una identificación de valores que llevan al joven a actuar como su modelo.

Los adultos tenemos que tener siempre presente la posible influencia que podemos ejercer cuando hacemos de modelos de los adolescentes y, por ello, debemos cuidar siempre la educación, dirigiéndola hacia el aprendizaje de ser personas que: conozcan las limitación de la condición humana, el sentido de agradecimiento, la escucha de la conciencia, el significado de la dignidad humana, el diálogo, la empatía, la paciencia y el amor.

Todos estos son aprendizajes vivenciales que brotan de la propia experiencia personalizada y de los que destacan tres fundamentalmente: “Aprender a ser autentico, humilde y abierto a toda manera de ser, pensar y vivir”

Realmente, desde hace 200 años la sociedad ha evolucionado muchísimo pero prestando atención al siguiente párrafo, parece que hay cosas que todavía no han cambiado.

«He leído en las estadísticas que uno de cada cinco niños muere en el primer año de vida, y uno de cada tres antes de llegar a los 5», recoge Dickens un dato sacado de la realidad y puesto en boca de uno de los personajes de otro de sus relatos: The Uncommercial Traveller (el comercial que no vende nada).

Hoy todavía existen esas estadísticas en las que los niños siguen muriendo de hambre. Espero que los nuevos adolescentes, futuros adultos puedan acabar con estas estadísticas. Demostrarán que por fin la persona ha aprendido los verdaderos valores de la humanidad.

Aránzazu Ibáñez
@aranzazu5

Fuentes:

Propuesta Izan, Johan Fernández.

Oliver Twist. Los niños de los reformatorios y su educación.
©Enrique Martínez-Salanova Sánchez

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